—Yo también extraño a Liliana. Mamá no te deja venir porque te asustaste, necesitas relajarte unos días en casa.Leo intentaba reconfortar a Liliana con más palabras de lo habitual.—Mmm, ¡ya sé, hermano! ¿Y tú?—preguntó Liliana, inflando sus mejillas. Luego, con un tono ligeramente molesto, agregó—¿Él te ha cuidado especialmente estos días?Leo se quedó en silencio un momento—Sí, lo ha hecho.En ese momento, Leo estaba sentado frente a su computadora, mirando sombríamente las cámaras de seguridad de su estudio.Su padre había estado regresando a casa para cenar con él, pero después se encerraba en su estudio y trabajaba hasta altas horas de la noche.—Si mi hermano está siendo bien cuidado, entonces Liliana está tranquila. Voy a dibujar ahora, hermano, duerme pronto, buenas noches.La voz dulce y tierna de Liliana alivió un poco el ánimo sombrío de Leo.—Sí, Liliana, buenas noches.Después de colgar, Liliana devolvió el teléfono a Samuel.Luego, con sus grandes ojos parpadeando, miró
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