Capítulo216
Ximena estaba desconcertada.

—¿Qué quieres decir? ¿Crees que te estoy engañando?

—¿Acaso no?—Alejandro replicó.

Con una fuerza que no sabía que tenía, Ximena logró sacudirse la mano que la retenía.

Miró a Alejandro con ojos llenos de una profunda decepción y dijo con frialdad: —¡Alejandro! Recuerda lo que has dicho hoy. Algún día te arrepentirás profundamente de tus palabras y acciones.

Dicho esto, Ximena se subió al coche y arrancó hacia la casucha a gran velocidad.

Simona, sosteniendo a la inconsolable Liliana, miró con desprecio a su jefe que permanecía inmóvil y sombrío.

—Señor Méndez, esta vez has herido de verdad el corazón de Xime, y lo que has dicho hoy me ha hecho perder completamente la esperanza en ti.

Después de hablar, Simona se volvió y fijó su mirada en el coche de Ximena.

Mariano, no muy lejos de allí, suspiró profundamente y se acercó a Alejandro: —Alejo, ella no parecía estar actuando.

Alejandro, con una expresión oscura, observó la pequeña figura colgando en el aire
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