Sentado en su escritorio luego de una desastrosa reunión, Oliver se preguntaba en qué momento todo había empezado a ir tan mal.Desde su ventana veía al menos seis edificios, imponentes y majestuosos, hogar de lujo para ciudadanos acomodados y que había dado a luz su inmobiliaria en conjunto con la constructora SKALL. Una época dorada de la que no quedaban ni las sombras.Los negocios eran un desastre, su matrimonio era un desastre y su hija...Estiró la mano y cogió una fotografía donde salían ambos, la más reciente, tomada el día del cumpleaños número quince de Matilde.*—¿No crees que ese vestido está muy corto?—No, hay mujeres que los usan más cortos, papi. Además, mi mami dijo que se me veía bonito.Oliver gruñó, los gustos de Isabella estaban cada vez peores, ¿cómo podía parecerle bonito que su hija anduviera casi mostrando el trasero? Le daba demasiadas libertades, la malcriaba. —¿Me compraste lo que te pedí, papi?—Recibirás el jodido brazalete que tanto querías, cariño.—¡Ma
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