La música resonaba en la lujosa mansión, mientras las risas y los murmullos se mezclaban en el aire. Las fiestas de los Marshall, eran las más famosas en la ciudad y todos se reunían para disfrutar del placer y los juegos. Era una noche de celebración, una noche en la que todos parecían estar disfrutando de la vida sin preocupaciones. El lugar se iluminaba con miles de luces creando un espectáculo que atraía a los invitados. En el centro del jardín, una majestuosa fuente de mármol lanzaba chorros de agua que bailaban al ritmo de la música. Añadiendo un toque de encanto a la celebración. Los sirvientes vestidos con elegantes uniformes se desplazaban con gracia, sirviendo exquisitos manjares y refrescantes bebidas a los invitados.Entre la multitud, Anton Shawsen, el hijo menor de la familia, un chico alegre y audaz a quien le fascinaban los juegos y las apuestas, se encontraba absorto en una partida de cartas. Las apuestas iban en aumento y su confianza se desbordaba, su padre iba a es
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