__ No le hice nada. Solo es un asustadizo niño que no sabe diferenciar nada. - se excusó Rachel con una risa divertida, pero que a Sara no le causó la más mínima gracia. - Ay, linda, por favor. No creerás que yo lo golpeé. __ Más te vale que eso no haya sido así, porque te juro...__ Que irás a acusarme con Leonardo. - exclamó la hija de Lorenzo. __ No, no tengo que avisarle a nadie, yo misma te rompo la cara. - soltó con la mirada encendida. Rachel no creyó que fuera real, era incluso menos delgada que ella, jamás podría llegar a hacerle algo. __ Lo siento, pero me da risa que creas que al menos podrías lograr algo. - sintiéndose confiada dijo Rachel. __ Te sorprenderías lo que uno aprende al vivir en una ciudad donde el peligro es constante. - enfatizó Sara, no iba a jactarse de lo reciente, sino de ser la mujer que no se dejó asaltar en dos ocasiones, aún estando con su hijo. La hija de Lorenzo entendió que no debía tantear el terreno, no lanzarse así nada más, pero aún creer
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