CAPÍTULO 44. TAN CERCA Y TAN LEJOS
—No tienes nada que temer —Carlos Alejandro pronunció con voz firme—, responderé, me haré cargo de nuestro hijo.— ¿Lo prometes? —indagó con voz fragmentada Rosa Lilia—, vengo de una familia conservadora, y no tengo cara para verlos, ni enfrentarlos.—Te doy mi palabra —expresó sabiendo que para él no había nada más importante que eso…, su palabra.¡Dios! como pudo, Briana se sostuvo de la bufetera en el recibidor, su pecho subía y bajaba ante la fuerte tensión por la que estaba pasando, era más de lo que esperaba. Su corazón dolía más de lo que imaginó, prácticamente se lo estaba arrancando de un solo golpe.Estaba tan mal, que un fuerte temblor se apoderó de todo su ser, no pudo evitar girar con torpeza, tirando una colección de exclusivos jarrones, eran valiosísimos, lo sabía. Se reprochó mentalmente el haber sido tan torpe, ¿Y ahora qué haría?Ante tan estruendoso ruido, Carlos Alejandro se asomó con prontitud.— ¿Todo en orden? —se asomó, su mirada se abrió de par en par al ver e
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