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Todos los capítulos de La debilidad de Santori: Capítulo 31 - Capítulo 40
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31. ¿Quieres salir?
—¡Hey! —sentí unas cálidas manos en mi rostro, enfoque mi vista parpadeando varias veces —hola, no te duermas —Isolda tenía una cara muy diferente ahora. Su rostro estaba retorcido en una total mueca de preocupación ocupando todo su rostro mientras estaba agachada acompañándome. —Creo que la protección no funcionó bien —murmuré solo para ella. Sonrió de manera tranquilizadora mientras quitaba mechones mojados de cabello de mi cara, que estaban pegadas a causa del agua. —Funcionó, ella salió corriendo avisarme a nuestra celda —me informó hablando bajito. —¿Ya-ya sabes quién es? — sentía mis dientes castañear. Asintió con la cabeza y ya no pudimos hablar, cuando sentí que levantaban mi cuerpo y me arrojaban algo encima de mi cuerpo y el frío se fue, pero eso no mejoró mi estado, con el frío fuera de la ecuación sentí el terrible dolor que me negaba a reconocer y grité abrumada, lágrimas caían sin mi permiso por mi cara. —No te desmayes, muchacha—dijo una voz que no reconocí —¡guar
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32. La directora
GIOSu letra era una hermosa caligrafía estilizada, duré con la carta en mis manos sin abrirla al menos diez minutos pensando por qué estaba tan ansioso por saber algo de esta mujer, las palabras de Filippo vinieron a mí mente y las descarte enseguida, solo me parece fascinante lo que sé, que puede llegar a ser, si ahora cautiva con esas pequeñas llamas no me quiero imaginar cuando le ponga el combustible necesario para que el mundo ardiera bajo sus pies.Agarré de nuevo la carta entre mis dedos, la había dejado encima del escritorio y las letras se burlaban de mí en una clara insinuación, me llamaban y me hacían querer leerla con ansias.Así que la abrí.Querido Señor Santori,El cómo nos conocimos pierde color en comparación a la magnitud de lo que tengo en mi presente, no se preocupe, siempre buscamos nuestros intereses por encima de los demás, es el comportamiento humano más predecible desde hace siglos y siglos atrás.No sé qué se refiere a la venganza, en lo personal no tengo ga
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33. ¿Quién la hirió?
Gio   Hundió el ceño confundido hasta que el bombillo se iluminó en su pequeño cerebro, eso es lo que tiene ser tonto de manual. —¿La señora viuda? —indaga. —Martha, se llama Martha —La corregí. —Sí, la señora Martha fue herida hoy y el doctor de guardia está haciendo lo que puede— se encoge de hombros como si no le importara y sé que no le importa ni un pepino la vida de las mujeres dentro de la instalación. —Quiero que la trasladen a una clínica y no cualquier clínica sino la que yo le indique, en unos minutos va a llegar un helicóptero buscando a la señora Martha— le indique sin más preguntas, era una orden que debía cumplirse. —No puedo autorizar el traslado, ella está bien— se interpone en mi camino antes de poder salir del lugar, me devolví a mi lugar tranquilamente. — Eso no lo decide usted, señora Ivana— le avise inexpresivamente. —No puedo hacer nada por usted— trato de ser tajante, pero la vi temb
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34. ¿Es buen amigo?
MarthaEl señor Santori no volvió luego de la visita inesperada y a mí me dieron de alta al día siguiente así que regrese a la celda, me dijeron que había durado casi 24 horas durmiendo y los médicos no me iban a dejar ir así, así que esperaron a que yo despertará.—¿Cómo estás? —me preguntó Isolda cuando me vio llegar.—Respirando que es lo importante.—Si te contará lo que pasó cuando te fuiste de vacaciones a la clínica.—Pues cuenta que tenemos tiempo, tengo reposo.—Me lo imaginé —me ayudó a acostarme boca abajo para que no me doliera tanto la herida, había acabado de tomar analgésicos y me sentía atontada, eran de los buenos.—Santori fue a mi habitación ayer —le dije mientras ella se sentaba en el suelo junto a mi cama para hablar más calladas y mejor.—Él vino personalmente a trasladarte—soltó esa bomba tan pancha.—¿Qué? — hice el amago de levantarme y ella me volvió acostar.—La guardia Sandra le avisó a su mano derecha, esa noticia corrió como pólvora, de hecho eres famosa
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35. ¿Leemos?
Martha—¿Es buen amigo? —me cuestioné en voz alta cambiando el tema, no creo que sea buena idea irse por esos caminos.—Lo es, muy fiel, es buen consejero y algo tonto, pero es bueno en su trabajo— una sonrisa rápida apareció en sus labios.—¿Cuál es su trabajo? — dude arrugando el ceño—Mantenerme vivo—respondió con una pequeña sonrisa.—He de suponer que eso es un trabajo muy difícil —le seguí la broma sin saber por qué.—Lo es, siempre es difícil— me trato menos afilado que otras veces.—Pobre chico, espero le paguen bien— agregué.—Le pagó muy bien, aparte de que le gusta salvarme el culo de vez en cuando— río por su chiste y le seguí.—¡Ah! Que cosas — nos vimos a los ojos unos momentos más sin decir nada —¿Cómo entraste?—Pagué— se encogió de hombros —es más sencillo que seguir todo el protocolo.—No te gusta seguir las reglas —adivine.—No mucho, la verdad— confesó— nací haciendo yo las reglas, escuchando que nadie podía detenerme.—Pensé que no te vería más, no habías dado señ
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36. ¿Bastardo Santori?
GIOMe largué del hospital para no seguir discutiendo con malagradecidas como ella, hace no mucho tiempo atrás le hubiera dado tres tiros y lanzado al río, pero por algún motivo que ignoro no lo hice.—Bueno... ¿Y cómo está? — me pregunta mi viejo amigo cuando llevaba más de veinte minutos en el auto sin decir una palabra —¿murió y por eso estas así?Me negué a contestar, en cambio manejé más rápido, aunque el carro era de él, no lo dejé manejar, llegué de nuevo al complejo de Wonderland, salí del carro mucho antes de que se detuviera dejando las llaves pegadas al encendido y bajé al sótano. Caminé para botar mi estrés, pero no funcionó, entre en una puerta de acero con código que cambiaba cada 24 horas, tenía un pasillo mal iluminado, las luces titilaban anunciando lo viejas que era y me negaba a cambiarlas le daba al pasillo un ambiente lúgubre, llegué a una pequeña habitación y me quité el saco y enrolle mis mangas, me encontré en un camastro cara a cara con el hombre que había int
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37. Entonces disfruta
GIOAl menos pude solucionar de última hora el problema con los mexicanos, sé que el Shakal tenía sus seguidores, pero no tantos como su hermano mayor Pedro quien era el heredero legítimo de la Mano Negra, una vez pude dar con el paradero de Pedro, Ovidio no tenía vida dentro de la Mano Negra.Cuando retornamos a la ciudad, Filippo me dejó en mi casa como se lo pedí, pero solo para cambiarme.—Si sabes que vendré por ti en unas horas ¿no? —me recuerda.—No te dejaré entrar... No me jodas más— espete esperando que eso lo hiciera desistir, pero soñar no cuesta nada.—Si no estás listo para cuando llegue, llamaré a la Nonna y le contaré que suspiras por una americana— me amenaza.—Sabes que es mentira —replique rápidamente.—Lo único que yo sé, es que no sé nada— alzó las manos con las Palmas arriba en un gesto cómico.—Stronzo —me di media vuelta y me metí en casa.Lo escuchaba pitar y vitorear desde afuera mientras yo cruzaba el living y subía las escaleras, la Nonna salía de su habita
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38. Ojos grises
Pero no fue así, no me sentí bien cuando me bajo mis jeans y la vi meter mi trozo de carne en su boca para darme placer, mi cuerpo reaccionó, pero no sé sintió bien, mi mente estaba en otro lado, así que ella hacía todo mientras yo pensaba en la reunión que viene en 3 días, estoy seguro de que Pedro me va a cumplir con lo que necesito.Unos ojos grises vinieron a mi mente y sentí mi corazón latir más fuerte, me gustaba como me retaba, no le daba miedo pelear con el Capo de la mafia italiana, dueño de medio mundo y podía disfrutar de eso.Sentí que eyaculé dentro de la boca voluptuosa de la mujer, pero no sentí la satisfacción que viene con eso, me subí los jeans y puse mis manos detrás de mi cabeza.—Ahora lárgate —gruñí de mal humor.Lo dije con tal tono de voz que no daba derecho a réplica así que tomó su vestido, sus tacones y salió así mismo desnuda para vestirse o irse, no sé muy bien.Le escribí a Amato para que viniera a buscarme y me respondió en menos de dos minutos con un “o
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39. Despeja la mente
GIOLos tres días de espera ya pasaron y fue rápido, pero mi humor no mejoró. Tenía alguna feromona que atraían gente estúpida que me hacían enojar cada vez más.—¡Esto es una maldita porquería! —lancé el plato de comida a los pies de la mujer que me lo traía— es que no saben hacer nada bien.La vi temblar de pies a cabeza, trago grueso y antes de que se pusiera con sus excusas me fui a casa, la Nonna me cocina mejor.—¡Nonna! —llamé cuando entré por la puerta principal —Nonna.Salió de la cocina con un perfecto peinado, maquillaje suave y un vestido negro, se secaba las manos con un paño de tela de la cocina y me miraba extrañada, usualmente no vengo por estos lados a esta hora.—¿Quieres comer? —preguntó lentamente adivinando mi estado de ánimo.La Nonna sabía leerme bien y normalmente nunca se quejaba, asentí una vez y me fui a sala por un trago.—¿Todo bien? —preguntó la Nonna trayéndome un bourbon antes de poder servirlo por mí mismo.Le acepté el trago y asentí de nuevo con la c
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40. Necesitamos límites
GIOLas mujeres que contraté a mis hombres seguían disfrutando sin parar en varias posiciones, me quedé viéndolos un rato y tuve una molesta erección ya que no tenía quien la atendiera, la pelirroja parecía estar a punto de desmayarse en cualquier momento y no sé cómo tratar con ella, así que la tomé de la mano y subí con ella las escaleras para guiar.—¿Has hecho esto antes? —le pregunté a la linda muchacha.—Sí —respondió honestamente y eso me gustó.—¿Por qué tan nerviosa? —pregunté viéndola desde mi altura.—Me dijeron que es un importante narco —tembló cuando lo dijo.—¿Y eso qué? Ustedes aquí en México tienen a la mano Negra y muchos otros más ¿no? —le dije viéndola a los ojos.—No trato con ellos, mis amigas sí— fue honesta y señaló a la puerta.—¿Tú qué haces? —pregunté curioso.—Trato de no mezclarme con ellos, se obsesionan y te obligan a ser su mujer, necesito el dinero para mantener a mi familia, pero no quiero aparecer muerta en cualquier acantilado— fue honesta.—Quítate
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