49. REGRESO
No los dejaría solos sin importar lo que tuviera que afrontar, mima en verdad estaba muy delicada. Quería estar a su lado lo que le restaba de vida. Ayudando y apoyando a mi querido abuelo también. No lo dejaría sufrir por la pérdida de mima y se me fuera a enfermar también, no podía perderlo a los dos. Además, quién sabe si dios nos hacía el milagro y mima se recuperaba.—¡Gracias, hija, muchas gracias! Lo arreglaré todo —dijo muy emocionado, se levantó, me abrazó muy fuerte y me besó. —Muchas gracias Bella, eres el mejor regalo que nos ha dado tu padre.—Ja, ja, ja…, sí, al menos no le puedes quitar ese mérito.—No se lo quito, ahora empieza a empacar, que ya compré los pasajes.—¿En serio? ¿Por eso me hiciste sacarles pasaportes a los niños? Debiste avisarme abuelo, ahora ya hubiese dado el aviso en el trabajo. No importa, pediré la baja mañana. ¿Puedo llevarme a Marta?—¡Claro! ¿Crees que acepte?—Ella no tiene familia, creo que sí.—Yo invité a Eugenia, tampoco tiene a nadie, me
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