MarianaSalí de la sala de Ethan echando humo por la nariz, como diría tía Celina, pero era exactamente así como me sentía en ese momento, realmente hirviendo de rabia, burbujeando incluso.Incluso con la cara terriblemente hinchada, salí de casa para ir personalmente a la empresa de Ethan, después de buscar en Google la dirección correcta, con el único propósito de decirle, cara a cara, lo que pensaba sobre el hecho de que hubiera enviado un regalo no deseado a mi casa, sin mi consentimiento.Recordar el momento en que llegaron a mi casa con una cama para entregar, por orden de Ethan Constantino, renueva toda mi ira, tanta fue la audacia de ese gran cretino al querer controlar incluso la cama en la que duermo en mi habitación.La habitación es mía, la casa es mía, y no tiene por qué entrometerse en asuntos que no le incumben. Jamás aceptaría a alguien que se metiera de esa manera en mi vida, sin una conversación previa, sin diálogo alguno, simplemente haciendo lo que le plazca.Pero
Leer más