No puedo perderla

Ethan

Cuando Mariana se quitó las gafas y sus ojos se hicieron visibles para mí, sentí un fuerte dolor en mi pecho y la culpa por lo que sucedió anoche volvió con toda su fuerza. No estaba en absoluto contento con la forma en que nuestra desavenencia terminó en un accidente, aunque no fue grave, el simple hecho de ver a Mariana con la cara de esa manera me afectaba mucho. Y estaba seguro de que no quería ser algo negativo en su vida.

"Murilo está recogiendo lo que él mismo sembró", le digo, lo cual debería ser bastante obvio para ella. "No lo ves porque son tus amigos."

Mariana sonríe y su risa está llena de ironía, diría que también de cansancio. Pero yo también estaba cansado de tanta injusticia. Alguien tiene que tomar las riendas.

"¿Alguna vez has considerado que las cosas tal vez no sean como crees?" Mariana dice, y su dedo toca mi pecho varias veces mientras habla justo en mi cara. "¿Has pensado que tal vez... solo tal vez... Beatriz no era la persona que idealizaste en tu cabez
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