Observando la sonrisa diabólica de Pedro, Miguel se quedó paralizado de miedo, con un sudor frío corriendo por su espalda. Aunque otros quizás no lo supieran, él estaba muy consciente de la muerte del anterior líder de La Banda del Dragón Rojo, Wilmer. Fue este mismo despiadado hombre frente a él, quien, buscando ascender, lo mató sin piedad. ¿Ganarse a la gente con virtud? ¡Eso era una amenaza descarada! Si él se atrevía a desobedecer, podría terminar como Wilmer cualquier día.—Está bien, ya puedes irte, nos volveremos a ver —Pedro sonrió significativamente.Esa sonrisa, en cambio, aterró aún más a Miguel. No creía tener más vidas que Wilmer para desafiar a tal personaje. Si ofendía a Pedro, incluso ver el sol del día siguiente era incierto.—¡Sr. Pedro! Unirme a La Banda del Dragón Rojo es un honor, estoy agradecido por su consideración. Yo, Miguel, estoy dispuesto a liderar a todos los miembros de la banda bajo su mando.Miguel se inclinó con las manos juntas, mostrando una actitud
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