—Martín, tu espada parece haberse vuelto más lenta —Adolfo habló con tono indiferente.—¡No! ¡Imposible! ¿Cómo lograste atravesarme? ¡Tiene que ser una coincidencia!Martín, reacio a admitirlo, retiró rápidamente su cuerpo.Sin preocuparse por sus heridas, lanzó otro ataque. Esta vez, no se contuvo y utilizó casi toda su fuerza. Sus movimientos de espada eran rápidos y feroces, difíciles de defender.Al llegar al noveno golpe, cambió su táctica y apuntó ferozmente a la garganta de Adolfo. Era un golpe lleno de intención asesina.Sin embargo, Adolfo no se movió. Contratacó con su espada a una velocidad aún mayor y desde un ángulo más complicado, apuñalando el abdomen de Martín.Martín alarmado, retrocedió tres pasos, su rostro mostraba horror.Si hubiera seguido avanzando, ¡este golpe podría haberle costado la vida!"¿Qué está pasando? ¿De dónde sacó este joven esos movimientos extraños de espada?"Martín, sosteniendo su abdomen sangrante, estaba asombrado e incapaz de entender cómo, en
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