En el ring de combate, Pedro se alzaba de pie con las manos a la espalda, exudando una presencia imponente y grandiosa. En ese momento, ya no escondía su poder; por el contrario, mostraba una fuerza abrumadora. Donde quiera que su mirada se posaba, nadie osaba mantener el contacto visual. Había derrotado a Dios Pierna con un solo movimiento, un nivel de habilidad que merecía la admiración de todos.—Quién lo hubiera pensado, la familia Flores ha estado escondiendo a un experto —murmuró Adolfo, entrecerrando los ojos, su rostro adquiriendo un matiz más serio. El poder que Pedro acababa de mostrar ya había ganado su respeto. Incluso él, desarmado, no podría haber derrotado a Dios Pierna tan fácilmente.—No son rival para mí —dijo Pedro, sacudiendo el polvo de su manga con indiferencia.—El siguiente...Al oír esto, los miembros de Puerta de Basalto se miraron entre sí, desconcertados. Si incluso Dios Pierna había sido derrotado, ¿quién podría ser un digno oponente?—Hermano mayor, ¿qué h
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