Samantha había sufrido más de lo que sufrió en toda su vida, recibió golpes, agua en el rostro, gritos y hambre en su estadía. Ni siquiera sabía cuanto tiempo llevaba ahí, pero en todo ese tiempo lo único en que pensó fue en su familia. No quería irse sin verlos, aunque sea una última vez.Un par de días después de su secuestro, el hombre de cabello castaño le lanzó un vestido.—Póntelo, tienes visita. — La joven obedeció, honestamente no quería recibir más maltrato. El hombre de cabello castaño la observó por un momento y luego la dejó sola para que se vistiera. Agradecía que ese hombre era más amable que el otro. El otro, era más bajo con cabello largo y barba oscura, era violento, y cuando el castaño no estaba le gritaba y la golpeaba. Parecía tenerle un odio irremediable a ella o tal vez a las mujeres, no estaba segura de eso.Luego de haberse puesto el vestido, escuchó voces. Se sentó en el suelo debido a que le dolían los pies y entonces dos personas se ubicaron frente a ella.N
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