302. REGRESO
—Te pregunté si debíamos tomar camarotes separados o el mismo. Te respetaré, pero creo que sería más adecuado ya que eres mi prometida, y porque quiero cuidarte, serás la única mujer en el barco, el de los militares están más alejados, el tuyo lo conseguí cerca del capitán del barco.—Sí, te quedarás conmigo, en el mismo camarote.—¿De veras? Se quedó realmente asombrado, mirándome fijamente como si no quisiera creer que yo fuera de esa manera. No sé si me encontraba muy atrevida o muy tonta. Sabía que estaba rompiendo con todas las reglas y etiquetas que imponía la sociedad, pero no quería estar aterrada y a merced de una burda de marineros y militares que podían entrar en mi camarote a cualquier hora sin que yo pudiera hacer nada. Por eso prefería que él estuviera conmigo todo el tiempo, lo seguiría a donde quiera que él fuera, iría tras él. Además, sabía que Julián se iba a apoderar de su cuerpo y así podría dormir sin ningún tipo de miedo.—Sé Luis Manuel, que puede que te a
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