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Todos los capítulos de Embarazada del CEO: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo 41: Conflictos que cuestan
Narra Alessandro Estaba molesto. Nunca nadie se había atrevido a tratarme así y está mujer lo había hecho. Básicamente, me había rechazado con la misma dureza con que rechazaba yo a las mujeres y eso, era demasiado molesto para mí.Era humillante que alguien me rechazara y remarcara nuestra relación, como si yo fuera intenso y tóxico. Era un golpe a mi orgullo, dignidad y hombría. Tanto que me molestaba reconocerlo. Y por ello, debía alejarme, dejarla gozar del golpe que me había dado mientras yo me recuperaba del mismo.‘Debes hacerlo, porque fue un golpe certero. Te mostraste celoso y posesivo por tu secretaria. Una simple mujer que el único beneficio que va a darte es tu hijo. Pero después de anoche, no la ves como una socia.’ me dice mi mente y yo niego.No, es imposible que me de celos. No sé qué es sentir celos por alguien, porque experimentar celos es un síntoma de una persona insegura de sí mismo y yo no soy así. Yo no pude mostrarme celoso. Menos cuando no la quiero. No así.
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Capítulo 42: Errores que marcan
Narrador Omnipresente El reporte de recepción había llegado y por ello, habían llamado a una ambulancia y habían enviado personal del hotel con una camilla por si necesitaban actuar con urgencia. Justo lo que confirmaron cuando caminaron hacia su habitación y la encontraron desplomada puertas antes.— Rápido, debemos ayudarla — dice el trabajador del hotel cuando ve la bata con sangre. Los dos comienzan a subirla a la camilla y juntos se marchan al ascensor donde al bajar, ya está la ambulancia. — ¿Qué sucedió? — pregunta el paramédico — No sabemos, la encontramos inconsciente y cuando llamó, solo solicitó una ambulancia. No explicó lo que sentía — murmura el recepcionista.— Debemos movernos rápido, ¿sabe si vino con alguien?— Sí, llamaremos de inmediato.El recepcionista comenzó a llamar a la habitación de Alessandro, pero él estaba tan frustrado por no poder tener sexo, que al escuchar el ruido, lanzó el teléfono enojado. Mientras los paramédicos se llevaban a Kim a la ambulanc
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Capítulo 43: Dejar de apoyarlo
Narra KimMi cabeza duele, pero el desespero por saber que ha pasado conmigo, me da la fuerza para ignorar mi propio malestar y concentrarme en volver a la consciencia. Las voces, se escuchan lejos al igual que el sonido de una máquina tomando signos vitales.Todo está tan lejos que me esfuerzo en llegar a la fuente del ruido, hasta que finalmente la oscuridad que me rodea, me muestra una pequeña ventana iluminada.Sin saber que podría ser, avanzó ansiosa por salir de la oscuridad y es allí cuando mis ojos se abren, mostrándome a Gabriela y Alessandro Delacroix, en un regaño bastante fuerte.— ¿¡Así terminaba tu preocupación por tu hijo!? ¿¡Esto era lo único que estabas dispuesto a hacer, Alessandro!? — grita su madre con evidente enojo.— Madre…— Estabas con unas prostitutas, mientras ella tenía riesgo de aborto. Dime, Alessandro, ¿ese es el padre que serás para mi nieto?— ¡¿A-aborto?! — pregunta Alessandro mientras mi corazón se acelera al escuchar la palabra — Madre, ¿el bebé…?—
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Capítulo 44: Dar lecciones duras
Gabriela había tenido una fuerte discusión con su hijo, donde remarcaba su apoyo hacia mí, pero no se mostraba afectada y la verdad, parecía un poco loca al tomar el lado de una extraña en vez de su hijo. Pero era justamente eso lo que me hacía admirarla.Ella antes de ser madre, era mujer y lo seguía siendo. Quizás, por eso no estaba de acuerdo con la vida de su hijo y como le encantaba divertirse con las mujeres. Pero aún así, era sorprendente. Tanto que me abrumaba. — ¿Cómo te sientes, cariño? — pregunta la señora Gabriela y yo asiento— Me alegra que mi bebé siga conmigo, es lo único que me importa — comento en un hilo de voz— Sí, tienes razón. Para las madres, la prioridad siempre va a ser nuestros hijos. — comenta sonriendo. — Entonces, ¿por qué ahora…?— ¿Soy dura con él? — pregunta Gabriela y yo asiento — Él sigue siendo mi prioridad y por eso actúo así. — No logro entenderla, señora Gabriel. — No solo las personas pobres, dan lecciones duras a sus hijos. Muchas veces, no
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Capítulo 45: La realidad de algunos ricos
Días después¿Quién me mandó a meterme en está ‘lección’ de una madre hacia su hijo? ¿Quién me dijo que esto era una buena opción? ¿En qué estaba pensando cuando acepté está locura? Realmente no sé qué pensaba, pero sin duda, no era en algo bueno. Diez días pasaron desde que tuve la amenaza de aborto y cuatro desde que me dieron el alta. Según los doctores, no tenía algo grave, pero por orden del señor Bill y Alessandro Delacroix, debían dejarme en observación, aunque todo estuviera bien. Por lo que, debí esperar en cama todo este tiempo que ellos vieron prudente darme el alta. Pero, si antes me había parecido molesto esperar en un hospital, cuando estoy bien, lo era ahora esperando que terminaran de arreglarme para una cita a ciegas en Inglaterra. Porque sí, Alessandro había tenido que marcharse por sus negocios, pero yo seguía en el país por temor a que el vuelo haya ayudado en el aborto.Era ilógico, más cuando el médico había dicho que no había sido ello, pero los Delacroix dudan
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Capítulo 46: Estar marcado
Narra Alessandro El trago me sabía a agua y no había algún licor que pudiera sentirse tan fuerte, al punto de superar el sinsabor que siento debido a mi madre y por más que quiera decir que tomo buenas decisiones, llamar a mis amigos, era un ejemplo de lo estúpido que era. En parte, mi madre tenía razón, soy un idiota. — Ya, Alessandro, dime que el rumor no es cierto — pide Greg, socio de la firma donde Kim hacía sus prácticas y uno de mis mejores amigos.— Esto es demasiado gracioso — Se burla Klen, un empresario que no sufre de problemas de divorcio, porque se casó por amor.El enojo me invade al ver la burla en ellos. Mi madre, no bromeó con lo de las citas y le dijo a todas sus amigas para reunir pretendientes para Kim. Por eso, no solo mis amigos lo saben, sino, los periodistas que aseguraron que era el método moderno de tirar dinero en la cara para que la mujer pobre se aleje de su hijo adinerado.— Lo más gracioso es la novela que todos los periodistas han inventado. Ahora, no
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Capítulo 47: Caer en vergüenza
Narra KimMi cena había sido agradable con Carlos. Tanto que me gustaría decir que no es así. Pero, lo disfruto. Hablar con alguien que está por ser padre y se muestra responsable sin ser excesivo o distante, es algo agradable. Era como hablar con una persona que no era tan extremista como los Delacroix y eso era agradable. Era como un compañero con mis mismas condiciones y eso, solo podía vivirlo con Lu, a quien casi no veo desde que supe el embarazo y era por esa comodidad, que había aceptado caminar con él por las calles de Londres. Un lugar donde llevaba días viviendo y apenas ahora caminaba libre por las calles. Sin presiones o jefes molestos que se alteran por solo hablar con alguien. Volvía a ser yo, la Kim libre que hace tiempo no sentía. — Me gusta cómo te pierdes en tus pensamientos. Te hace ver misteriosa e inteligente — comenta Carlos y yo sonrió colocando mi cabello detrás de mí oreja— Me alegra que veas cosas buenas en mí — murmuro con timidez.— Cuando todo pasó, cre
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Capítulo 48: Casémonos
¿Por qué siempre soy yo la que pasa por un momento vergonzoso frente a él? Primero, se entera de mi robo y lo peor, le robe a él su esperma; segundo, me visto demasiado revelador y terminó encontrándomelo en el club al que voy. Eso, es una probabilidad en un millón, al igual que lo de la esperma y terminó sucediendo; tercero, el sexo impulsivo y las bragas rotas; cuarto, caer en la cama por tropezarme y básicamente, dejar mi trasero al descubierto frente a él. Y lo peor es que siento que es solo el comienzo de todos los momentos vergonzosos que viviré¿Por qué siempre soy yo la que debe sentir vergüenza? ¿Por qué siempre me pasa a mí?— Levántate, Kim o no podré hablar contigo. — murmura Alessandro mientras la fría brisa acaricia mi entrada.— C-cla-ro — murmuro levantándome y sentando mi trasero en la cama para después acariciar mi dedo meñique.— Entonces si te tropezaste — murmura Alessandro acercándose a mí pie.— Claro que sí. No soy una tonta que necesita atención, para estar ha
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Capítulo 49: Muchas banderas rojas
Mi boca se abrió asombrada, intentaba procesar en qué momento dije o hice algo que le diera esa información errónea sobre mí. Pero, realmente no lo había hecho. Era él quien se cree demasiado. está tan acostumbrado, que cree que las cosas giran a su alrededor siempre. — Señor Delacroix — le llamo — ¿Dime?— ¿Usted en sus estudios de post grado o universitarios, cursó alguna vez algo relacionado a las alturas? — pregunto curiosa y él me observa confundido.— No, ¿por qué?— Entonces, bájese de esa nube, porque puede herirse al estar en un lugar tan alto, sin la debida protección. — respondo caminando hacia él para empujarlo, tener está conversación en toalla no es agradable.— ¿De qué hablas? — pregunta Alessandro en la puerta de mi habitación. — Creer que usted me gusta o siento algo para usted, al punto de sentir celos si alguien se acuesta con usted, es una idea tan ilógica, que me hace pensar que usted es el que sube y esponja las nubes del cielo, y para eso, ni siquiera ha hecho
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Capítulo 50: Sentirse cómoda
Una semana despuésMi mente estaba vuelta un caos, habían pasado siete días desde que Alessandro me dio los papeles para que escribiera las condiciones y se había marchado de mi vida. Era extraño, ni él ni su madre, habían intentado comunicarse conmigo y si no fuera por las noticias sobre mí que aún circulaban y que me había dejado una de sus casas para vivir, pensaría que todo fue producto de mi imaginación.— Deja de darle tantas vueltas a eso y escribe lo que quieres — dice Lu bebiendo su malteada.Durante estos días, mi vida se ha arreglado un poco, desgraciadamente, no puedo ir a trabajar a la firma de abogados porque los periodistas aún buscan mi entrevista, pero desde la distancia, he hecho como ha sido posible mis prácticas mientras el mundo sigue igual para los demás — Lu, por más que lo piense, no me resulta agradable esto. ¡Es ilógico! — ¿Por qué? — pregunta Lu comiendo su hamburguesa vegana.— Estamos comiendo hamburguesas en esta fortaleza, porque no puedo salir, ¿no te
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