—¡Mamá! —gritaron ambos niños al ver a su madre. —¿Estás herida, mami? —preguntó con su voz quebrada la pequeña niña, se aferraba con fuerza a los brazos de su madre. —No la aprietes con fuerza, debe de estar lastimada después de salvarnos. —el niño pequeño habló, su cara oculta en el pecho de su madre, sus ojos apretados aguantando las lágrimas. —Mami está bien, mis pequeños—habló ella, besó y abrazó con fuerza a sus hijos. Layla aspiró con miedo sus cabellos, oliendo el rico olor a shampoo de coco con el que habían sido bañados, sus manos acariciaron cada detalle del rostro de sus mellizos, desde la punta de su respingada nariz hasta su pequeño y regordete mentón, sus ojos se llenaron de lágrimas de solo imaginar volver a pasar por algo así, los abrazó nuevamente con fuerza, con miedo a soltarlos y que fueran parte de su imaginación debido al desespero que había sentido antes. Lorenzo apareció con Jonathan en sus brazos, el pequeño tenía sus ojos rojos y algo hinchados, el niñ
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