Capítulo treinta: Mi culpa"Narra Sabrina Spencer"Fabio me besó la parte interior de los muslos antes de incorporarse para tumbarme de espaldas en el sofá y colocarse sobre mí. —Te necesito —gimió entonces, besándome con pasión a la vez que se hundía en mi interior.Yo grité, arqueando la espalda hacia él, empujando mis pech0s contra su torso. Recibía cada embestida, cada beso, cada gemido de placer, con uno mío de igual potencia.Mis músculos internos se cerraron alrededor de su masculinidad en un último orgasmo, provocando el suyo de forma irresistible. No pude hacer más que someterme a él, al placer salvaje que me sacudía hasta dejarme completa y totalmente derrotada.Cuando la neblina de placer se disipó, me di cuenta de dónde estaba. Desnuda, vulnerable en mi totalidad, aprisionada por la hombre que estaba sobre mí, envolviéndome con su cuerpo hasta hacerse parte del mío propio. Mi hombre, mi marido.No tenía muros ni defensas. Y eso estaba bien, no me sentía débil, sino todo l
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