Liam se acercó a ella, con los ojos acuosos, y la abrazó con fuerza, repitiéndose que lo que siempre había pensado de Denise era completamente cierto: jamás dejaría de sorprenderlo. Era la mujer más fuerte, hermosa, maravillosa, bondadosa que jamás había conocido. Y no, no lo pensaba porque estuviese enamorado de ella, sino porque realmente era así. Denise era de esas personas que el planeta necesitaba en cantidad. Una mujer que sabía lo que quería y que, a pesar de la pérdida de su madre y las cosas que había descubierto en los últimos días, se atrevía a alzar la cabeza y continuar, enfocándose no solo en su propia vida, sino también en la de los demás.¿Cómo podía no amarla? ¿Cómo podía no desear que fuese feliz? ¿Cómo? Era imposible. Denise se había ganado su corazón hacía demasiado tiempo, pero, con cada minuto que pasaba, con cada acción que realizaba, le hacía sentir que su corazón era insuficiente para una persona como ella.Conmovido, tomó la barbilla de Denise con suavidad y
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