Enrique comenzaba a sudar a mares, estaba mareado y con náuseas, un intenso dolor de cabeza se apoderó de él, sentía que se iba a desmayar, solo buscaba una silla para sentarse, sintió los brazos delgados de Lucia tratando de sostenerlo.—¿Qué pasó?—Algo me picó, me duele. —¡Ah! —gritó Lucia —, ha sido una serpiente ahí está.—Debes llevarme a emergencias.—No sé manejar.—Sabes, claro que sabes, yo te diré, yo te guio, ahora, vamos…—Vamos, sí, vamos —repitió nerviosa.—Las llaves están en la habitación, mesa de noche.La vio correr hacia la habitación en su ropa para dormir, nerviosa y asustada, era normal, pero se preocupó de que ella de verdad lo pudiera llevar a tiempo a emergencias, pensaba si podría manejar así con el dolor intenso en el pie.Ella apreció con una chaqueta de él encima y las llaves, se acercó a él e intentó levantarlo de la silla, se apoyó en ella y así salieron, la vio cerrar la posada y avanzar con hacia la camioneta que había alquilado él más temprano. Lo ay
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