Eros besaba con desespero a Lucero, al fin sentía la suavidad de sus labios, aunque el gusto de la sangre le impedía disfrutar al cien por ciento de tan maravillosa sensación, en un momento llevo su boca al cuello de la joven, dejando mordidas suaves y fuertes chupones, mientras ella solo gemía y se retorcía bajo su agarre.— ¿Qué me sucede?Dijo en voz débil, perdida en la bruma de sensaciones y deseosa por sentir más, Eros supo que estaban drogados, como también que la única responsable podía ser Agustina, ¿Cómo era posible que le hiciera esto a él? Trato de detenerse, su voluntad era fuerte, mas la de Lucero no, se separó de ella tratando de aclarar su mente, no se convertiría en un violador, claro que no, pero solo le basto ver el sudor correr por el cuerpo de Lucero, para saber que solo tenía dos opciones, tomarla y aliv
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