LI. Los fantasmas del pasado quedan atrás
Estoy muy cómodamente acostada boca abajo en la cubierta de nuestro inmenso y moderno yate, tomando el solecito de la tarde, con mi bikini de Emilio Pucci, compuesto por un sujetador de estilo bandeau sin tirantes y la parte inferior más clásica de corte medio, en colores vibrantes de turquesa, amarillo y naranja. Por último mis gafas de sol de Dior con un estilo moderno, para cuidarme los ojos.Mientras tanto, mi amado esposo, lleva unos pantalones cortos de playa de Vilebrequin, color blanco brillante, una camisa semiabierta de lino, de Raph Lauren, en un tono azul claro que combina con sus ojos y un sombrero de paja de Panamá Borsalino, para protegerse del sol, demasiado guapo este hombre, lo quiero encerrar en mi habitación y no mostrárselo a nadie.Me aplica pacientemente la crema solar en toda la espalda y lo que no es la espalda también.Siento como sus anchas manos van masajeándome a medida, que recorre mis hombros, mi espalda y se va desplazando hacia abajo.- Esa zona que es
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