Todos los capítulos de Me casé con el tío de mi exnovio: Capítulo 11 - Capítulo 20
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XI. Quiero ser la Sra. Wilde
- ¡Qué mierda de escarabajo pelotero!- me gritó Carlos a través de la videollamada, levantándose de golpe de su cómoda cama, acción que provocó que la mascarilla hidratante que tenía en el rostro callera al suelo- ¡Ethan Wilde!, ¿estás segura de que es ese mismo Ethan Wilde, supermultimillonario, misterioso y soltero más codiciado del país, ese del cual casi nadie sabe su apariencia porque no sale en la prensa? - ¿De lo contrario? – respondí a su interrogante con otra pregunta burlona- Puede que ahora se esté descojonando de la risa por haberme mentido y que sea el conserje de tu edificio- le dije sonriendo y me sacó la lengua en respuesta. - Hazte la listilla- respondió sentándose en el cómodo sillón de su cuarto- ¿Qué piensas hacer con su propuesta? Esto es una locura Alex, ¿cómo es que te pasan tantas cosas divertidas estando sin mí? Estoy totalmente celoso – agrega haciendo un lindo puchero. - En realidad más que divertirme tengo mi cabeza echa un lío- confesé agarrando la suav
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XII. Caballeros, les presento a mi amada esposa
Con todo dicho y aclarado firmé finalmente el contrato prenupcial y nos casó un notario unos días después, en la habitación del hospital donde se recuperaba el Sr. Wilde. Todo fue sencillo y nada engorroso. Tan rápido que cuando tuve el certificado en mis manos aún no procesaba que acababa de casarme, debo aceptar que muy dentro, en el fondo de mi corazón, me sentí algo triste, siempre había imaginado el día de mi boda como una fecha mágica y genial, donde haría realidad mi sueño tan deseado por cinco años. Todo sería perfecto, la música, la iglesia, el vestido, los invitados, los padrinos y sobre todo el novio. Pero la vida real no es como el cuento de hadas que nos pintan cuando somos pequeñas, la vida real es cruel y está esperando agazapada a que te confíes para desgarrarte las ilusiones y los sueños. Por eso no le daría más la oportunidad de verme humillada y herida, a partir de hoy me quitaré ese estúpido vestido de princesa, para ponerme el traje de guerrera. - Puedes desca
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XIII. Me encanta ver la cara apestosa de mi exnovio
Este momento de mute general, me recordó esas caricaturas donde es de noche, hay un silencio sepulcral y de repente solo se escucha el canto de un grillo. - Es imposible, ella…- la voz de Dylan, rompió con estos segundos extraños, donde todos se quedaron en silencio, como si el mundo se hubiese puesto en pausa. - Nos alegramos mucho por las nupcias del presidente- interrumpió las próximas palabras de Dylan, el hombre que estaba a su lado. Al parecer consciente de que el chico que tenía a cargo de guiar y aconsejar iba a hacer alguna de sus movidas estúpidas nuevamente- Bienvenida a la familia Wilde, Sra. Alexa- agregó mirándome con cortesía, a su lado, Dylan, que se vio obligado a cerrar la boca a la fuerza, apretaba los puños hasta que se pusieron blancos sus nudillos y estoy segura de que debería estar mentando de forma desagradable en su cabeza, a todos mis antepasados y futuros descendientes. El resto de directivos pronto salieron de su estupefacción y comenzaron a felicitarnos
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XIV. La mansión de Ethan Wilde
Después de un tiempo de ver vallas y más vallas, porque todas estas mansiones estaban protegidas por altos muros de seguridad y vigilantes.Los tres autos se detuvieron frente a una alta puerta negra, con hermoso e intricados patrones de flores en la reja de acero. Al lado, de una pequeña caseta, salió un conserje uniformado.El secretario Conrad se bajó de nuestro auto, que era el del medio, supongo que los demás estarían llenos de guardaespaldas y habló un momento con el portero, el cual le entregó un tablet donde el secretario puso sus huellas y luego firmó con un bolígrafo electrónico.- “Vaya, cuanta seguridad”- pensé, pero entendía que era necesario, incluso Ethan ya me había puesto al tanto de todos los cambios que debería experimentar mi vida a partir de ahora, porque sería el blanco de secuestradores y personas sin escrúpulos, incluidas las herederas ricas que se quedaron esperando para casarse con el CEO de la familia Wilde y que ser millonaria no es nada fácil.Luego del pr
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XV. Ser millonaria no es lo mismo que ser rica
- Se compró todo en el vestidor, de acuerdo a las medidas aproximadas que nos dio el Sr. Wilde y el criterio de una estilista, diseñadora de ropa y joyería exclusiva, que contratamos para usted- me dijo abriendo la puerta misteriosa y descubriendo la cantidad excesiva de perchas y más perchas de ropas, organizadas por ocasión, por color y diseño. Los armarios llenos de zapatos, carteras, accesorios, joyería y yo estaba mareada de ver tantas marcas extremadamente caras y exclusivas, como si fueran repollos tirados ahí, en el mercado. - Si hay algo que no sea de su agrado, cualquier cambio que quiera hacer o asesoría, tiene sobre la mesa la tarjeta de presentación de la estilista que estará siempre a su completa disposición- agregó señalando una mesa rectangular de madera con la superficie de cristal que estaba en el medio de la habitación y mostraba todo tipo de joyas y relojes en su interior- también puede solicitarle todos los días que venga a ayudarla a elegir su outfit y por supue
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XVI. Voy a cuidar el cuerpo de Ethan Wilde
- ¿Qué cuenta la primera dama de la familia más rica del país?- fue la frase de entrada del guasón de mi mejor amigo, cuando le hice una videollamada, luego de una reparadora siesta que tuve en esta cama, que se sentía como si flotara en las nubes. - Te cuento que ser multimillonaria no es nada sencillo, así que si te lo proponen, no lo aceptes ni muerto- le respondí resoplando - Claro, porque debe ser extenuante escoger entre Hermès y Chanel o decidir que joyas te pones hoy, si de Graff o Harry Winston. A mí no me vas a engañar mala amiga, ¡yo también quiero un Sugar Daddy!- exclama con dramatismo y escucho una risa de fondo que debe ser la de Gladys, una enfermera que siempre trabaja con él y es que no respeta ni que está en su trabajo para hacer de las suyas, aunque sea su oficina privada cerrada. - Necesito pasar mañana a recoger mi ropa en el departamento, vamos a encontrarnos para cotillear – le digo recordando mis cosas, que deben estar en el Penthouse que compré y posiblemen
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XVII. Cenando con el Sr. Wilde
Justo cuando lo escuché ya finalizando la videollamada, tocaron la puerta y debería ser para traer la comida.Me levanté y le abrí al Sr. Collins, que venía con dos carritos llenos de platos con charolas de plata tapados, aun así, se filtraba un delicioso aroma a comida y ya estaba salivando, en realidad tenía hambre y no soy de las que le gusta andar picando cosas antes de comer.Me hice a un lado para que pasaran el mayordomo y otra empleada y los vi abrir una gran puerta doble, que estaba en la pared lateral del despacho, en el medio de la gran librería que iba del suelo al techo, y que daba paso a un pequeño, pero acogedor comedor, esta oficina estaba resultando ser más grande de lo que pensaba, claro, como todo en esta mansión.Después de acomodar toda la vajilla en la mesa, Ethan se desplazó hacia el comedor y no sé por qué tengo la mala costumbre, de enseguida pararme detrás de su silla para empujarlo, como si la electricidad no la hiciera caminar sola.Cúlpenme por ser tonta,
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XVIII. Enfrentando a la hipócrita de Elena
- ¡Ya tengo decidida la meta más importante de mi vida, tengo que pescar a un Sugar Daddy como sea!- me dice Sisi entusiasmado después de darle la vuelta a mi habitación como 5 veces como una mosca cojonera y molesta. Revolvió todas las prendas del vestidor lamentándose porque no le gusta ser transformista, pero mirando toda esta ropa, estaba considerando seriamente ser una Drag Queen completamente gay. - Ya para de bromear y dime seriamente cómo viste a Ethan- le digo poniendo los ojos en blanco por sus comentarios de pescar a millonarios, mientras acomodo las ropas que me trajo desde el apartamento, ¡mis queridas y cómodas ropas usaditas! - Afortunadamente, fue muy bien tratado a tiempo y la afectación no es tan grave, llevará un tiempo, pero el nervio tiene posibilidades seguras de recuperación- me explicó sentado cómodamente, en el puff rosa del inmenso vestidor, nada que ver, con la imagen seria que tenía esta mañana en el equipo de médicos- la rehabilitación es necesaria para
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XIX. Las desgracias vienen de a dos
Salí al pasillo y di un largo suspiro, sintiendo que me quitaba un gran peso de arriba y me alejé de esa sala, por supuesto seguida de mi fiel cola. Ya que estaba en la compañía, decidí pasarme a saludar y a la vez supervisar el trabajo de todos, ya saben como dicen por ahí, el ojo del amo engorda al caballo, y esta ama era muy perezosa, menos mal que mi padre dejó a personas fieles y competentes para dirigir todo como reloj suizo. Satisfecha por como procedía mi negocio y como había cerrado un pozo traga dinero y recursos, permanentemente. Decidí regresarme a mi “humilde” mansión, pero saliendo por el gran hall de entrada, me encontré con una muy desagradable sorpresa, Elena había reaccionado y venía a la revancha. - Prima ¿cómo pudiste hacerme esto? – Me gritó llorando en el medio del hall, atrayendo la atención de todo el mundo – ¿Cómo puedes abusar de tu posición para humillar de esta forma a los artistas que trabajan bajo el nombre de Nexus Entertainment Holdings?- menciona el
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XX. Elena sacó sus uñas venenosas finalmente
Me dormí aturdida por el dolor de cabeza y desperté después de no sé cuanto tiempo, con una sensación de frialdad en mi frente. Estiré mi mano y toqué lo que parecía ser otra mano humana. Abrí mis ojos con confusión y vi el hermoso rostro de Ethan mirándome sentado en su silla, a un costado de mi cama. - ¿Tienes dolor aún?- me pregunta y estoy segura de que ya la Sra. Pembroke le pasó todo el informe de lo sucedido. - No, ya estoy mejor- respondo sentándome en la cama, con apoyo de las almohadas en mi espalda y recuerdo, que menos mal que este pijama estaba medio presentable- ¿terminaste el trabajo? – digo extrañada, mirando por la ventana y viendo la claridad, dado que todos estos días había llegado en la noche. A penas y podíamos comer juntos algunas veces. - Si, ya todo está más resuelto, no es tan necesaria mi ayuda- me responde tranquilamente - Mentiroso- le digo resoplando- ya sé que te debió llamar la Sra. Pembroke, para darte las quejas- le digo adivinando la verdad, porqu
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