Mansión DiNozzo. Suben velozmente, Aníbal y Marlon para consolar a Erick, mientras que Virginia, espera bajo con el niño. Entran a la habitación. Se hallaban Erick, pensativo en su cama y a su costado, estaba su madre. —¿Hermano dinos cómo te sientes? —pregunta grácilmente Marlon. —Confundido, justo ahora me siento muy afligido, no es fácil sopesar que, mi padre no es el que, realmente toda mi vida imaginé—expresa Erick, con la voz entrecortada. —Sabes qué, cuentas con nosotros, con tus hermanos—señala Aníbal y presiona su hombro. —Finalmente, todos son mis hijos—apunta Mónica, acariciando a Erick y Aníbal, la mira de reojos. —Mamá perdóname, que te lo diga, pero tú cinismo no tiene límites, dónde quedaron tus modales, que falta de respecto, tan grande y de consideración con tus hijos—enfatiza Aníbal con discernimiento. —Aníbal por favor basta, ya no es momento para reclamos. Lo hecho, hecho está—determina Erick, con la mira caída. —Tiene razón Erick, Aníbal nada ganaremos, co
Leer más