Dante se lanzó sobre sus labios con ese fervor que hacía vibrar cada una de las moléculas de Lara.En su avance, la obligaba a retroceder, paso a paso, hasta la habitación. Sus manos, tan blancas y prolijamente cuidadas, se sentían calientes contra su piel cuando la tomaba por la nuca.Su boca, siempre llena de palabras de amor para ella, abarcaba la boca de la joven por completo.Para cuando llegaron a la cama, los dos estaban librando una batalla sin armas. Entre las cortinas de gasa que colgaban alrededor de la cama, ninguno oponía resistencia real. - Dijiste que aceptarías no tener sexo por dos meses – murmuró Lara, deslizándose sobre la cama hacia la cabecera. - No juegues con fuego - le advirtió, con la mirada oscurecida por el deseo. - ¿Me quemaré? Dante apoyó una rodilla contra el borde de la cama y se reclinó sobre ella, con ambas manos a los costados de Lara - ¿Quieres arder? - le preguntó. - ¿Cómo planeas hacerme arder? - lo tentó - Si no podemos tener sexo... - Se
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