UNA SOLA NOCHE. CAPÍTULO 11. Un hombre cruel
A Karim le tomó una fracción de segundo lanzarse de aquella cama, con el corazón acelerado y mirando a Rose, que parecía a punto de echarse a llorar en su pijama de animalitos. —¿Qué tienes, nena, qué te sientes? Háblame... —le pidió mientras rodeaba su cara con las manos, desesperado. La respuesta de la muchacha fue levantar la playera del pijama y Karim vio que su vientre estaba lleno de ronchas rojas que se iban oscureciendo. —Me pica mucho... —jadeó ella asustada— ...y no empieza ahí... Karim pasó saliva y asintió. —OK, nena, tranquila, déjame ver dónde empieza, ¿sí? ¿Sí me dejas ver? Rose asintió y él metió el índice entre el elástico del pantalón del pijama y su piel y estiró la tela para ver que las manchas rojas bajaban hasta su pubis. En un segundo se hizo una idea bastante clara de dónde empezaban y respiró profundo. —No le puedo enseñar esto a mi mamá, Karim, me muero de la pena... —No pasa nada, ya lo vamos a arreglar, nena ¿si? Dame solo un minuto —susurró él dán
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