—Pero, si es mi cuñada favorita. Ares me mira con una sonrisa cuando entro a su habitación. Está recostado sobre la cama llevando solo un chándal de pijama. —Espero ser la única. A menos, que tengas otro hermano y no lo sepa—me siento en un sofá junto a su cama —No me des razones para matar a tu hermano. Ríe entre dientes, antes de hacer una mueca. —Perdona que te lo diga, pero no te veo con un arma en la mano. —Bueno. Déjame recordarte, que tu hermano me ha estado enseñando por protección personal, así que te sorprenderías—arqueo la ceja. Nos miramos un momento antes de que suspire. —¿Qué hizo mi hermano? Sonrió —¿Tanto se nota? —inquiero a cambio —Por lo general, ambos desbordan miel—lanzo una carcajada, echando la cabeza hacia atrás. —Puedes catalogar a Cillian lo que se te ocurra. Pero, Dulce no es una de ellas. Siempre lo he definido como un cactus—confieso y es su turno de reír, pero se queja. —Eres mala para mi salud. —Pero ya, hablando en serio—lo miro— ¿Cómo está
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