Durante los días posteriores, continuaron investigando de manera exhaustiva todo lo que habían recolectado, para desenmascarar al hombre misterioso.Por ese motivo, Sophia, Noah y Daniel McKenzie habían llegado a un edificio oscuro y en evidente estado de abandono, siguiendo una pista crucial.—¿Crees que es buena idea entrar? —preguntó Noah, mirando a Daniel.—¿Y para qué hemos venido, entonces? —lo interrogó Daniel en un suspiro.—Sí, pero en el plan no estaba que Sophia viniera con nosotros —repuso Noah, mirando a su esposa.—¿No me crees capaz de hacerlo, de entrar en ese edificio? —preguntó, mirando con asco hacia la edificación.Sinceramente, no le agradaba demasiado meterse allí, pero si eso significaba encontrar su tranquilidad, pues lo haría.—A ver, Noah, entiendo tu miedo —repuso Daniel—, pero dale tu voto de confianza, anda.—Sé que no es demasiado sigilosa, mientras menos silencio quiere hacer más hace.—¡Oye! —exclamó Sophia, dándole un suave golpe en el brazo.—A ver, t
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