DALILA Regreso a la habitación como alma que lleva el diablo, leo una y otra vez el mensaje, respiro profundo, pero no puedo, estoy en medio de un ataque de pánico, hace tantos años que no me daba uno, la última vez que me dio, fue cuando Renzo me azotó la puerta en las narices, cuando traté de explicarle lo que estaba sucediendo, es una sensación que no le deseo ni al peor de mis enemigos, no puede estar pasándome esto, no ahora. No hace falta que haya remitente, sé que se trata del Boss, solo él podría mandarme esta clase de mensajes, cómo es que tiene mi número, nadie lo tiene, y aun así se atreve a mandarme esto, maldición, todo esto es culpa de mi padre, la sola palabra hace que me duele el pecho, se supone que un padre te protege, el mío me ha vendido a la mafia rusa. Camino de un lado a otro, esperando a que pase el ataque, a que no suceda nada más, tratando de convencerme de que voy a superar esta crisis que se aferra a mi cuerpo como larva, respiro una y otra vez, trato de
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