ROANMiedo. Esa palabra nunca existió en mi vocabulario, no fuí criado para temer al enemigo, sino, para aplastarlo, no para esconderme como una rata, sino, para enfrentar, aniquilar y quitar del camino de los míos lo que nos estorba. Hasta ahora. Es la primera vez que siento miedo, uno atroz de perder a mi hijo, Colette tiene razón, no soy su padre, sin embargo, esta sensación extraña en el pecho no me abandona, es como si me estuvieran quitando miembro por miembro, pedazo por pedazo y sin anestesia. En cuanto Declan estuvo en el suelo convulsionando, Colette entró en pánico, Renzo intentó ayudar de inmediato pero ella lo detuvo diciendo que era mejor dejarlo y colocó algo debajo de su lengua, la sangre de mi hijo salía de su nariz a chorros, y de sus orejas. Una vez terminó, lo trajimos al hospital de la mafia, mis hombres acordonaron la zona y Renzo se comunicó con mi sistema aéreo para evitar una nueva emboscada como en el pasado, en el que Colette perdió a sus hijos y creí qu
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