BOSSNinguna de las palabras que le dije a Devrim, las sentí, solo había sido el coraje del momento, porque desde que la hice sangrar, no he dejado de pensar en ella ni un solo momento, y eso es lo que más me cabrea, el hecho de que una mocosa como ella, sin experiencia en el sexo, se haya infiltrado no solo en mi sistema, sino, hasta en mi piel, cuando me encontró con Ana haciéndome una mamada, me sentí victorioso, quería lastimarla, quería herirla para no sentirme de este modo. Pero lo único que logré, es que después de que ella se diera la media vuelta, me corrí, pero no porque Ana hubiese hecho un gran trabajo, sino, porque en todo momento estaba pensando en ella, en Devrim, en los sonoros y suaves gemidos de dolor que brotaban de su boca, en cómo me clavaba las uñas ante el dolor que le causaba mi polla al expandir sus paredes internas. En mí, entre sus piernas, bombeando su coño, uno que nunca nadie había probado, solo yo, el primero, así que cuando le dije toda esa mierda, so
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