El aire del castillo parece tornarse demasiado frio para mi gusto y yo miro al reloj en la pared que marcan más de la medianoche. Por lo que, miro a la mujer que nos observa sonriente, como si fuéramos un mal chiste para ella.— ¡Mamá, has despertado! — dice Lowell soltando la mano de su madre y corriendo hacia mí con evidente emoción.‘Guarden las armas, sigue queriéndome mucho’ digo mentalmente cuando el pequeño corre hacia mí.— Cuidado, mi amor, puedes caerte y no quiero que te lastimes en alguna parte.El pequeño ignora mi recomendación y salta a mis brazos, llenándome de besos que alivian mis celos y posesividad por la aparición de su madre biológica.— Hola, mi amor.— No sabía que habías despertado, ¿cuándo despertaste?— Lo hice esta tarde. — digo impregnando mis fosas nasales del aroma relajante que emite mi pequeño, pero, de inmediato, su rostro pegado a mi pecho, deja de estarlo, para mirar amenazante a su padre.— ¿Por qué no me avisaste que mamá estaba despierta? — pregu
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