Inicio / Romántica / APOSTANDO AL AMOR / Capítulo 21 - Capítulo 30
Todos los capítulos de APOSTANDO AL AMOR: Capítulo 21 - Capítulo 30
49 chapters
21. Buena nueva
Los hermanos presentes crean un silencio que no es más austero. Melissa ha hecho su acometida, sonriendo aún con aquella perversidad que dirige hacia John, quien la mira con fijeza y mantiene su objeción ante la pronta expresión de sorpresa de la señora O’Connell.Katherine no puede dejar que Melissa haga esto. Y más cuando le había prometido con palabras que harían todo lo necesario para seguir con lo único que ellos dos saben. Deja el brazo de John y estira su mano con una gran sonrisa haciaa señora O’Connell.—¡Es un placer conocerla al fin! —Katherine toma la mano de la señora O’Connell que la observa con impresión, curiosa de todo esto—. John no deja de hablar de lo maravillosa que es usted. Una y otra vez me ha dicho que está feliz de que sea usted su madre. No esperaba los días para poder conocerla, señora O’Connell. John había querido decirles esto a todos, pero un familiar mío estuvo enfermo y tuvimos que hacer la diligencia por civil, para así dejar que mi familiar asis
Leer más
22. Enemistad inesperada
Escuchan palabras de aliento y felicitaciones por cualquier parte, y más cuando está nueva sucursal, puede escuchar Katherine, es de las primeras en Las Vegas. Es negocio familiar, pero por palabras de John se da cuenta que él sólo está involucrado en algunas cosas más no es el gerente general, siendo el mayor de todos. —¿Por qué es eso? —le pregunta Katherine una vez encuentran sus asientos. La cena está casi lista y aparte de la familia O’Connell, decenas de conocidos comparten la misma comida. John aparta la silla para que se siente. Una vez juntos los dos, le responde John. —Siempre decidí que preferiría estar más lejos de la joyería no por qué no me gustase, sino porque quiero darles a mis hermanos más oportunidades. Aunque siempre estaré allí para apoyarlos. Katherine sonríe un poco. Le causa incluso ternura que vele por aquellas personas. —¿Y qué es lo que haces? Creí que eras el dueño de la joyería. —Lo soy —John responde al beber su vino. Katherine está un poco
Leer más
23. Gracias otra vez
La voz de Melissa es convincente y puede reventar la dureza de sus palabras el mismo espejo frente a ellas.Sin embargo Katherine queda quieta en el sitio y consigue una firme postura. No es tiempo de perder su rectitud porque está en juego su sueño. Y John está de por medio de igual manera. Pese a sentirse injuriada por Melissa, que no descansará hasta demostrar que todo es falso, la observa sin ganas y toma su cartera. —Quiero verte intentándolo. No dice otra cosa más, porque sus pasos van de una vez hacia la puerta del baño. Y siente aire de calma al dejar atrás a Melissa, quien no se queda tampoco en el lugar. Abre la puerta del baño y cuando Katherine da un vistazo hacia el pasillo se encuentra con su esposo. John O’Connell tiene unos gestos interrogantes y parece no estar feliz cuando observa a Melissa detrás de Katherine. —Oh. Aunque sea déjala respirar un momento —es lo que dice Melissa al instante que ve a su hermano—. Hemos coincidido en este lugar, es todo. John
Leer más
24. Somos severos, pero no perfectos
—¿Te deportarán un año a Londres? Katherine se impresiona por lo que acaba de contar John. Las consecuencias de no renovar su visa. —No puedo permitir que eso ocurra —responde su esposo—. Sería arruinar varios negocios y atrasar demasiados proyectos. Es normal que un hombre como él, ambicioso y perfeccionista, piense sobre aquello. ¿Acaso puede culparlo? Tiene un imperio de millones y millones bajo su mano. Katherine parece sonreír ante esto y se apresura en dar una negación. —No es posible que un hombre tan severo, se le haya escurrido esto de las manos. —Podemos ser severos, Katherine. No perfectos: cometemos errores —John vacila en las palabras pero hacen que ambos se miren con atención—. Y los errores cuestan. Para Katherine es el momento perfecto para lanzar una pregunta. Desde el primer momento que me “propuso” matrimonio se generaron varias pero es momento de no huir ante la retractación.—¿Qué es lo que más le asusta a John O’Connell? Aparte de perder sus millo
Leer más
25. ¿Celoso, señor O'Connell?
No es que se sorprenda Katherine por la voz de John justo a su lado. Pero cree que justo no es el mejor momento para que se le acerque, porque estaba aprovechando los segundos con Nicolás, aunque fuese sólo un momento. Los dedos de John se agrupan delicadamente sobre su cintura, y tiene que fingir sobre el matrimonio, como deberá hacerlo todos los días. —Querido —saluda Katherine con una sonrisa hacia John—. Sí, claro. De hecho estaba buscándote. John alza la mirada para ver a Nicolas, quien saluda con un semblante sereno que no puede pasar desapercibido Katherine. Es una cosa que la hace sonreír hacia él, inevitablemente. —Señor O’Connell —es lo que dice Nicolas cuando John está dispuesto a mantener una conversación junto a él—. Me alegra que esté disfrutando junto a Kate. —Es más de lo que puedo decir, pero es lo mejor —contesta John con una sonrisa—. He de marchar junto a ella. Si nos disculpas…—Oh, no, para nada. Fue un placer. Kate, nos vemos después. Disfruten el
Leer más
26. ¿Ruborizada, señora O'Connell?
Está John sonriendo también cuando siente la suavidad de la mano de Katherine en la suya. Después, la encierra con terneza y ambos se miran un momento. —¿ Estás seguro de que quieres que esté a tu lado? —le pregunta Katherine de alguna u otra manera impresionada de que esté John brindándole un puesto como es aquel. —Sólo hay que pulirte. Noto que eres buena en pensar rápido, pero no siempre es bueno. A veces hay que analizar las cosas, bien —no es una respuesta clara pero quiere decir que por debajo si entiende de su aceptación—. Pero estoy seguro, Katherine.La señora O’Connell para todos aquellos tiende a dejar una clara evidencia del rubor que se apodera en sus mejillas y cuando no quiere que esto lo note John, quita la mano de la palma de su esposo y replantea su antigua charla. El trato que estaba por cumplirse.—De acuerdo. Puedo empezar cuando lo desees. Apostar…suena severo —dice Katherine cuando han terminando por desayunar. Se levanta primero John antes que ella y la ayuda
Leer más
27. Deliberadamente hacia su esposo
A quien ve por primera vez es a su madre. Katherine abre los brazos para darle una sonrisa. —¡Querida! —expresa la señora Williams en cuanto la suelta—. Leí tu mensaje está mañana. Entiendo que hayas tenido que quedarte en el hotel. Dime, ¿Has visto a su familia?—Ah, sí —dice Katherine cuando se sientan en el sofá y tiene que disimular que la presentación con su cuñada no fue la mejor de todas—. La familia de John es muy buena. Son buenas personas. —Eso me alegra tanto, querida —su madre le entrega un té—. Ahora que estamos juntas, y a solas, me gustaría preguntarte algunas cosas. La alarma de Katherine se enciende. Y tiene que dejar la taza de té en la mesa porque su propia idea de que algo pueda salir mal le arruina el sabor. —¿Cómo es qué…has aparecido aquí, después de un largo tiempo y casada con nada más que un hombre importante? No digo que no me emociona verte aquí, porque era mi único deseo. Pero no comprendo lo tanto que ha sido esto. Es que, hija mía. Estás casada
Leer más
28. Pelea de esposos
Katherine recorre la poca distancia que se asemeja frente a ella. Porque no puede dar objeción a lo que observa, y no es que estuviese arriba en celos gigantes pero recuerda que el mismo John O’Connell le había dicho que actitudes como aquellas no podrían verse más. “Nos dará una mala impresión.” Fue lo que dijo. Aparte, la sonrisa incrustada en los labios de Melissa no la hacen controlar su disturbio. Porque observa a la pareja frente a ella como con orgullo. Katherine abre su boca por lo que está viendo. Sin embargo prontamente está dando los únicos pasos necesarios para alcanzar la visión de John. Su esposo deja de sonreír una vez la observa y Katherine empieza a hacerlo cuando hacen contacto con él. —¿Katherine? —menciona John. —Cielo. No sabía que estabas aquí , creí que te encontrabas en unas de tu reuniones. Melissa también se gira cuando oye a su hermano. Y su rostro cambia cuando tiene que encontrar a su cuñada, frente a ella para girarse por completo y rebajar
Leer más
29. Nervios a su lado
Su voz se impregna en lo más profundo se Katherine. Y tiene que parpadear ante lo que acaba de oír. Recurre a su suerte de no aparentar escuchar lo que directamente salió de los labios de John y traga saliva alzando una ceja. —¿ Qué carajos acabas de…?—Sube al auto, Katherine. Vendrás conmigo al resort. —No voy a ir contigo a ninguna parte —gruñe Katherine por lo bajo. —Lo harás —deja saber John en cuanto le toma con más control si cintura—. No llegaré sin ti. Casi balbucea Katherine ante estas palabras y con sus ojos grises tiene que observar el rostro de su esposo con el cual maneja una inmensa seriedad. Pero no cede todavía.—Tendrás que hacerlo —dice.—Katherine —repite John.—¡No iré contigo a ninguna parte así…! —¡Oh! Ahí están. Creí que ya se habían marchado —la señora Williams sale de su hogar con una sonrisa dirigiéndose hacia ellos—. ¿Ya parten hacia el hotel? —Lo hacemos —es John quien responde—. Me ha encantado verla hoy, señora Williams. Puede ir al reso
Leer más
30. Halagos
Como había dicho John la noche anterior, al día siguiente se preparan ambos para empezar a coexistir mejor en el ámbito de las apuestas. Así tal cual dijo aquella mañana John O’Connell después de que se marchó. Katherine no lo ha visto desde entonces, y va directo hacia la entrada del casino que se encuentra en el centro de Las Vegas con el mismo chófer de la noche anterior. Mira su celular, y hay un mensaje de Julia en la primera plana. “¡Espero no llegues tan tarde! Que mi vestuario no será en vano, señora O’Connell.” Aquella mañana también fue Julia quien la vistió. No le molesta, y es más, disfruta de que lo haga. Así que sonríe cuando observa el mensaje. Al que no ha visto es a Will. Y no sabe si también está en Las Vegas. ¿En dónde estará? —Señora, ya hemos llegado. Es lo que indica el chófer en cuanto están frente a la entrada del lugar. Katherine no está acostumbrada a ese seudónimo pero intenta por todos los medios actuar de la mejor forma. —¡Oh, si! Muchas g
Leer más