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Todos los capítulos de No voy a perderte: Capítulo 91 - Capítulo 100
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Capítulo 91 - Ellos también sufren
Guardé en el nochero los dibujos de mi hijo. Al bajar las escaleras Regina salía de la mano de Gustavo, fue evidente lo mucho que lloró. Al mirarnos supimos que las dos habíamos llorado.—Gracias, deberías darte una oportunidad tú también. —No dije nada solo sonreí.—Gracias, Maju. Gracias por estar ahí para Regina. —Gustavo me abrazó.—¿Se arreglaron? ¿Volverán? —Regina me mostró su mano izquierda y en ella tenía un anillo de compromiso—. ¡Felicidades!Qué alegría, ahora solo me quedaba Santos, ese joven se ha encerrado en su mundo, «¿a quién se parece?»—Voy a ir a visitar a mi mamá, ella es la que siempre ha venido acá.—Me parece muy bien.—Maju, voy a regresar a la casa con mis padres.—Voy a extrañarte. —No tenía nada más que decir, extendí mis brazos. Me alegraba por ella.—Mientras consiga trabajo…—Nada de eso, ya hablamos, esperarás a que seas la directora del colegio que piensan hacer todos ellos. Puedes estudiar algo relacionado con la dirección o gerencia, lo que desees
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Capítulo 92 - Siempre salen afectados
Miraba por la ventana de la sala de juntas, espero a que lleguen Alejandro y Fernanda, en dos semanas empieza la construcción del condómino en Medellín, una de las licitaciones que nos ganamos a principio de año, ya tenemos los permisos.Deberé viajar de modo constante a verificar el trabajo, no era mi obligación, pero necesitaba poner más trabajo de por medio, estaba al borde de tirar todo e irrumpir en la casa y hablar con mi esposa.Tres de mis mejores ingenieros se radicarán el tiempo que tarde la construcción. La reunión también trataremos los avances que tenemos para licitar en el exterior, Deacon está muy emocionado con el proyecto, la compañía ya era oficial y tendremos teleconferencia con él.Alejo nos presentará los adelantos, nos queda un año por delante y él ya estaba terminando el proyecto, en enero era la convocatoria y debía reconocer, se necesitaba palanca en ese gremio, era una ficha clave el prestigio que da Deacon Katsaros.Me he sumergido tanto en el trabajo con ta
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Capítulo 93 - Los problemas repercuten
Me contó por qué tenía el ojo morado, me puse en los zapatos de él, y más culpable me sentí, comprendí lo egoísta que he sido, cuando falté a mi matrimonio solo pensaba en mí, en vengarme de María Joaquina, jamás pensé en mis hijos.Le ofrecí un supuesto matrimonio estable y ese era el mundo de mi hijo, así internamente estuviéramos quebrados, ante los ojos de mis hijos éramos su soporte. Supongo que era así en todos los matrimonios que tienen hijos. Ellos crecen con la base que nosotros le damos y en este momento le estamos quitando los cimientos.—A mi mamá le tocó firmar un compromiso que no volveré a agredir a un compañero. Me siento mal, mi mamá no ha dejado de llorar, ha pasado mirando unos papeles y cuando se durmió fui a la mesa de noche, eran cuatro dibujos de Samuel.» Mi hermanito tampoco está de acuerdo con que se separen. ¡Esta situación no me gusta! Te entiendo papi, y entiendo a mi mami. Y mientras ustedes se arreglan, ¿Samuel y yo qué hacemos? Le dije a mi mamá que tú
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Capítulo 94 - Se llenó el vaso
No me acerqué a César, a él se le notaban las ganas de acercarse. Mis suegros me recriminaban con la mirada, mi hermana estaba que me mataba y mi madre solo negaba. La cena transcurrió, todo iba perfecto, maravilloso, mi bebé estaba feliz.Miraba a su padre y luego a mí, he ignorado las veces que siento su mirada y espero que no se dé cuenta cuando yo hago lo mismo, se veía más delgado, tenía un vaso de whisky en la mano, hablaba con Alejo, Carlos, Benjamín, Santos, Gustavo y el padre.Aurelio se fue a Villavicencio y Vladímir de viaje en Grecia. Del resto todas las personas que aprecio se encontraban aquí. Ya eran las ocho de la noche, los niños jugaban en el patio de la casa. Fernanda estaba preciosa con su barrigota. La única que faltaba era Sandra y ya sabía el motivo de su destierro por parte de Fernanda.—¿No piensas hacer nada por tu matrimonio? —cerré mis ojos.—Patricia, no empieces.—No pensé que fueras tan cobarde, no te imaginas por todo lo que ha sufrido César, ¿te cuesta
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Capítulo 95 - Destruyendo la imagen
—Confesaste intimidades las cuales les compete a ti y a tu marido, arruinaste la imagen que unos padres tenían de su hijo. Engañaste a una hermana, la cual se sentía como una de tus mejores amigas, y dejaste mal parados a un par de padres; a uno en que no supieron criar a un hijo y a tus padres al ver que su hija se convirtió en una persona diferente. Tenías todo el derecho de decir la verdad, la intimidad no es una verdad para todo el mundo, nunca olvides que Cesar es el padre de tus hijos y eso jamás lo podrás cambiar.—Y lo que viví…—Fue un mal episodio Maju, algo que debía pasar, lo que hiciste ahora fue dejarte ganar por la rabia, porque no has sabido canalizarla.—¡Quería y quiero estar sola! Y nadie lo entiende.—Pues creo que eso ya lo lograste. Todos tienen derecho a desahogarse, Maju responde, ¿te sientes feliz y contenta con lo que acabas de hacer?, si la respuesta es sí, entonces está bien, pero si tu alma, mente y corazón no se encuentran alineados en la tranquilidad, an
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Capítulo 96 - Pasan los días
—Perdónenme. —Mi mamá se acercó, me tomó de la mano, acarició mi mejilla.—Lo hecho, hecho está, solo puede sacar un aprendizaje de lo ocurrido. Ahora asumir como varones, dale tiempo y si quieres volver con ella debes comprometerte a muchas cosas. Una de ella es confiar, con ello me refiero a, confía en Dios, en ti y en ella, lo siguiente es serle fiel mientras quieras luchar por recuperarla, por último, continuar trabajando porque la vida sigue, con o sin Maju debes continuar, tienes dos retoños.—Perdón por decepcionarlos.—Al levantarte, nos estás dando una oportunidad para enorgullecernos, te amo hijo.Otro latigazo al alma. Le besé la frente. Dios, tan ciego, estuve por la rabia que no solo olvidé el daño a mis hijos, sino a mis padres, unos que nos han criado con amor, justicia y respeto.—En la tarde llego a hablar con mi padre, gracias, mami por venir. —La abracé, aunque no lloré, ganas no me faltaron.Habia, pasado más de una semana, Socorro debe llegar el lunes, le hice cas
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Capítulo 97 - Conclusiones
—Mi madre antes de la ceremonia estaba nerviosa y me preguntó infinitas veces si estaba seguro, atribuí sus nervios a la boda, pero siempre tuve una espinita, hoy almorcé con ella y le pregunté si sabía algo de Virginia, se puso nerviosa.» Me confesó que recibió una llamada de ella esa mañana, dijo que necesitaba hablar conmigo y a mi madre se le ocurrió la gran idea de decirle que llegara al salón donde celebré mi matrimonio. Quería que se presentara un milagro. Nunca apareció, llegó a Colombia a las nueve de la mañana, y se regresó antes de la una, según la bitácora de vuelo, así como vino y se fue. Ahora explíquenme, ¿por qué tomó esa reacción?Vi el dolor en la mirada de Alejo. No pude decir nada, fue Carlos quién habló lo que yo pensaba, muy seguro era lo que Alejandro concluyó.—Quizás pensó que ya no tenías nada con Sandra y quería buscarte con el fin de aclarar las cosas o volver contigo y al verte casado o en un caso más doloroso, presenciar tu matrimonio, decidió no arruina
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Capítulo 98 - Asimilando
El silencio en este lugar me reconfortaba, nadie puede negar esa energía que se percibe. Me quedé en blanco por un momento, no sé qué tiempo. Recordé las palabras del padre el día del cumpleaños de Samuel, recordé lo que cada uno de ellos me había dicho. Y entre más revivía sus palabras, más sentimiento me entraba y mientras las lágrimas salían, una extraña tranquilidad se instalaba en mi alma.—Maju, toma. —El padre me entregó un vaso de limonada, estaba con un delantal de jardinería, en una mano tenía unas hermosas flores—. Las flores son para el altar de la virgen. —Me sonrió, le recibí el jugo, la limonada estaba deliciosa—. ¿Quieres hablar? —afirmé—. ¿Como amigo o como sacerdote?—¿No podría ser los dos al tiempo, primero el sacerdote y luego el amigo?—Si puedo hacerlo, dame un segundo, ya regreso.Cambió las flores del altar, se quitó el delantal y del cuarto de donde a menudo sale para oficializar la eucaristía sacó su estola, antes de sentarse se bendijo y se la puso—. ¿Ave M
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Capítulo 99 - Solucionando mis problemas
—Maju, me pediste que te hablara como sacerdote y amigo, ya te escuché como sacerdote y mi papel era solo escucharte, sé que es el punto más sensible y solo te diré. Tu solita en compañía de Dios, encausarás los sentimientos, entrega tus temores, abre tu corazón y en eso no escuches a nadie más que a tu corazón, solo ten presente tu felicidad. ¿Has sido feliz este tiempo sin él? —No respondí.—Necesito tiempo.—Tomate un tiempo prudente, eso le dará tiempo a César a que aprenda a valorar lo que perdió y se perdone, ya que se autoculpa. Sánense, al lado de Dios, verán que el día en que vuelvan si deciden hacerlo estén con bases sólidas y así ni un huracán los derrumbe. —Mi madre me dijo que debía sanar al lado de mi esposo, puesto que él también perdió a un hijo.—Sería mucho más rápido, pero tú estás renuente a verlo, pediste el divorcio que hasta donde me contó César te lo dará muy pronto. —Otra vez sentí algo raro en mi pecho.—Si me separo y luego me arrepiento. —El padre sonrió.
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Capítulo 100 - Divorcio, cuando hay amor
—¡Dios mío! Ojalá todos los maridos fueran así al divorciarse. Me alegra no tener que pelear por defender los bienes de mi representante, aquí es, al contrario. —Sonreí por educación, ella lo notó—. Lo siento, tenía la ilusión que se hubieran arreglado, veo que no fue así. Mi tía me contó que tuvieron un fuerte percance en una reunión familiar. Desconozco el motivo.—Me odia más que nunca. —Al menos la señora Susana fue discreta—. ¿Esta semana tendrás los cambios en el documento?—Sí, el miércoles te los hago llegar.—Perfecto, el jueves es el primer juicio, ¿sabes si va a ir? —Se acomodó su elegante camisa.—No tengo idea, pero te puedo averiguar. ¿Por?—No quiero causarle problemas, solo iré los días que ella no vaya y cuando me toque declarar.Me miró con detenimiento, estaba a punto de pasar la línea de lo profesional. Cerró su agenda, guardó los papeles del divorcio.—Ya no soy la abogada. ¡No vas a dar la pelea! ¿Te vas a quedar como un mojigato sin luchar e insistir en que vuel
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