Cuando Duncan escuchó eso, su corazón se aceleró, haciendo eco en su pecho como un tambor frenético. Cada golpe era una mezcla de desconfianza y desesperación, una orquesta de emociones que lo dejó en un estado de agitación intensa. ¿Estaba Louie mintiendo sólo para preservar su propia vida? Duncan se preguntaba, sus ojos fijos en la cara herida de Louie, buscando cualquier señal de engaño. Estaba más que claro para Duncan que Louie era un maestro en el arte de la manipulación, un maldito mentiroso por naturaleza. Sin embargo, en ese momento, se encontró frente a una encrucijada, donde la confianza se convirtió en una moneda de alto valor.La verdad era que en ese momento, Duncan no tenía otra opción que considerar las palabras de Louie. El destino de Rosalie, la mujer que amaba, pendía de un hilo. La incertidumbre de lo que sucedería a continuación flotaba en el aire como una tormenta inminente, y Duncan se veía obligado a navegar por esas aguas traicioneras con cautela. La perspecti
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