Rosalie se vistió apresuradamente, aún sintiendo su corazón latir descompasado dentro del pecho. Ella se sentía como si se estuviera ahogando lentamente, ahogada por aquel descubrimiento tan doloroso. Caminando en círculos por el cuarto, la rabia y la decepción la consumían, haciéndola perder el aliento. En un estallido de furia y coraje, Rosalie cogió el teléfono y marcó el número de François. Su voz sonó del otro lado de la línea, pero ella no lo saludó, no dio espacio para explicaciones o justificaciones. Con la voz firme, ella preguntó directamente: "¿Es usted François Lecomte, CEO del Grupo Lecomte?" Su confirmación la dejó aún más sorprendida y desolada, y antes de que François intentara explicarse, ella golpeó el teléfono con el gancho con fuerza. " Ah, maldito!" Rosalie murmuró entre dientes, sintiendo la amargura mezclarse a la desesperación. Sintiéndose impotente ante todo, ella se levantó con rabia y tomó un abrigo. Al cruzar la sala, Angelika estaba acostada en el sofá v
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