Diana RodriguesMientras caminaba junto a Aslan, el corazón me latía con fuerza en el pecho. La sorpresa que había preparado despertaba mi curiosidad y ansiedad. Nuestra fiesta de bodas había sido maravillosa y, curiosamente, divertida, pero ahora nos dirigíamos a una aventura propia."¿Adónde vamos, Aslan?", pregunté, tratando de contener mi emoción."Ah, mi querida Diana, eso todavía es un secreto", respondió con una sonrisa misteriosa. "Estoy seguro de que te encantará. Relájate y disfruta del momento".Las calles estaban iluminadas con luces vibrantes, y el sonido de la música y las risas flotaba en el aire mientras pasábamos junto a los festejos de la gente que celebraba nuestra unión. A veces, nuestras miradas se cruzaban y un sentimiento de complicidad nos unía aún más."Estás muy emocionado con esta sorpresa, ¿verdad?", comenté mirándole de reojo."Sabes que sí", respondió, apartando la mirada un momento. "Quiero que cada momento contigo sea especial, como una eterna luna de mi
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