Luna no puede evitar sentirse nerviosa al reconocer la zona a donde Jack la está llevando, deja de mirar por la ventana en silencio y posa sus ojos en él, que por lo demás va con una sonrisa calmada, como si estuviera disfrutando de ese momento. —¿A dónde me llevas? —A nuestra casa… eso si aún piensas en estar conmigo, porque no pienso obligarte a nada que no quieras ni mucho menos te voy a presionar —Jack se detiene y la mira con sinceridad—. Ya cometí el error de forzarte a estar conmigo y, aunque a todos les he hecho creer que estoy dolido porque te fuiste y que te haría pagar por eso… la verdad es que te entiendo. —Jack, me fui porque era una mujer inmadura, incapaz de ver más allá de mi nariz… —Hablémoslo dentro, con una taza de chocolate caliente y malvaviscos, me urge algo dulce —Jack se baja y rodea el auto, sólo allí ella se da cuenta de que están frente a su casa… el hogar de su madre. —Jack, no puedo, yo… —Es tuya, las escri
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