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Todos los capítulos de Un Trato Con La Bestia: Capítulo 11 - Capítulo 20
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Capitulo Diez
¡Oh dios mío! ¿Cómo me libero de la bestia si sus garras son mi deleite? He conocido la tentación y muero por pecar.AteneaQuedo congelada al escuchar su declaración, es un descarado, un sin vergüenza, pero quizás también yo sea culpable de su desfachatez. No debí atreverme a tanto, mi intención era hacerlo sentir incómodo a él, no a mí misma. Es claro que no poseo las herramientas para continuar con el juego que yo misma inicie, siento que la cara me ardo y mi centro hormiguea sin parar.En silencio llegamos al café donde solía venir con mi papá cuando se tomaba un descanso para estar conmigo, en realidad yo siempre aparecía en su oficina para sonsacarlo y hacer que dejara todo tirado por un rato. Suspiro inconscientemente antes de entrar y si premeditarlo viro la mirada hacia la mesa que normalmente ocupábamos, pero no está vacía, dos mujeres la comparten mientras conversan animadamente.—Tomemos asiento en esta mesa —dice mi esposo sacándome de mis pensamientos.Es la mesa más vis
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Capitulo Once
Llenas de pureza a la oscuridad y de perversión a la inocencia. Te haces un hueco de a poco en mi corazón, ayudándote con ese deseo oculto y secreto que únicamente tú conoces, porque lo has despertado de su sueño profundo y ahora anhela ser tuyo. Atenea No sé qué es lo que estoy haciendo, había dicho que le daría guerra y le haría la vida imposible y, sin embargo, estoy tratando de mantener la paz entre los dos y hasta he disfrutado de su compañía. Me gustaría continuar en ese café y seguir riendo de las cosas que dice ¿Quién se imaginaría que el señor Black tendría tan buen sentido del humor? Camino con dirección a la empresa de mi papá y a medida que me acerco el corazón se me estruja, la última vez que estuve en su oficina me recibió con los brazos abiertos como siempre, siento como de nuevo la tristeza empieza a subirme por la espina dorsal y me abraza con fuerza amenazando con no soltarme nunca. —Debo ser fuerte, ellos querrían que lo fuera —murmuro en voz baja. La fachada pr
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Capitulo Doce
No basta con que un corazón se desmorone, hace falta destruir los pedazos para que con el polvo de sus cenizas se reconstruya desde cero, fortaleciendo los cimientos y endureciendo la estructura con acero; frío y resistente.Atenea—¡Eres una escoria maldita! —le grito dejando que la ira se desborde en cada palabra—. Ahora entiendo por qué mi papá decidió que no eras lo suficientemente bueno como para dirigir esta empresa. Solo te interesan las zorras oportunistas y el alcohol —agrego sin moverme de mi lugar, no quiero sentirme más asqueada de lo que ya me siento.Sale de ella sin el menor cuidado y se sube el pantalón que lo tenía hasta las rodillas, la zorra con la que se encuentra se pone de pie y se baja la falda antes de acomodarse la blusa y devolver sus senos al interior de la misma. Alberto se sienta en el sillón y la invita a ella a sentarse en sus piernas, lo cual hace complacida.El coraje me sube por la garganta y me ahoga al ver como Alberto, mi propio hermano, profana el
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Capitulo Trece
Entre tus besos y tus golpes de realidad me parece que existe una línea en la que me empiezo a quedar estancada y no quiero.Atenea—Atenea, el chofer del señor Black, se encuentra aquí —dice Raquel sacándome de mis recuerdos.No sé cuánto tiempo ha pasado, pero necesito ir a… necesito salir de aquí.—Por favor, ocúpate de que todo este como antes y cierra la puerta con llave, no permitas que nadie entre y llama al señor Robinson para que se reúna conmigo mañana —pido decidida a encargarme de mis responsabilidades desde el primer momento.Sé que había dicho que estudiaría antes, sin embargo, el encuentro con mi hermano me abrió los ojos, no puedo solo dejar la empresa en manos de otra persona, tengo total confianza en el señor Robinson, pero es bueno también mostrarle a los empleados quien es la persona que se ocupara de todo de ahora en adelante.—Está bien —dice y se retira.Observo todo una vez más sufriendo del síndrome de escotoma a medida que lo hago y en mi mente recreo el cómo
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Capitulo Catorce
¿Qué me estás haciendo? No entiendo que es esto que me provocas, es como si el sol brillara con más intensidad cada vez que tus ojos se fijan en mí. Me estoy volviendo loco con tu presencia tan cercana y con el rubor de tus mejillas que producen en mi cabeza imagines censuradas de los dos.DominicTrato de respirar y de calmar el tren de pensamientos que se desatan en mi cabeza. Ahora comprendo por qué ese oficial me observaba de esa manera, seguramente piensa que he sido yo quien ha lastimado a Atenea. Estoy en contra del abuso hacia las mujeres, desprecio con todo mi ser a los cobardes que se atreven a ponerles las manos encima para lastimarlas, pero lo que estoy sintiendo en este momento no se compara en nada con el sentimiento general.Ella es mi esposa y alguien coloco sus sucias manos en ellas, me las va a pagar, sea quien sea. Camino detrás de Atenea, bajo la atenta mirada de los curiosos, al llegar a la puerta me giro para quedar de frente mirando a los empleados que parecen h
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Capitulo Quince
La cordura parece perder sentido cuando tu mirada se planta sobre la mía, antes juraba que nunca alguien me haría sentir de esta manera, hasta que llegaste tú y con solo hablarme mandaste al demonio cada una de mis convicciones. Un beso frente al SoundDominic La expresión radiante de su cara me hace sentir increíble, me siento como si hubiese ganado el premio a la paz o un Nobel. Aprovechando que estamos solos me gustaría mostrarle una parte de la casa que no ha sido tocada y quizás podamos aprovechar a los expertos para que ella haga lo que quiera. La veo conversar y escuchar atenta, todo lo que le dicen mientras le señalan donde irá cada cosa, sonrío disimuladamente al escucharla exclamar con tanto asombro:>Es una niña en su fuero interior. Cuando terminan, no dudo ni un segundo y le extiendo la mano.—Ven —le digo y espero a que me coja de la mano.Bajamos las escaleras y luego la rodeamos para llegar a un pasillo abovedado que nos llev
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Capitulo Diesiseis
Lentamente, te estás metiendo dentro de mí, invades con descaro cada uno de mis pensamientos y de la nada te conviertes en el deseo insatisfecho de mi pecho.DominicNo estoy seguro de si el corazón que siento retumbar con tanta fuerza es el de ella o el mío, sin embargo, si puedo asegurar que ambos estamos envueltos en la misma nube de la que no queremos bajar, su mirada plantada en la mía me dice tantas cosas que también deseo en este momento, como volver a besar sus labios, aceptar la invitación que me hace al tenerlo entreabiertos mientras nuestros alientos se mezclan.Alguno de los dos debe de tener un poco de cordura y no quiero ser yo, pero es obvio que lo que ella está sintiendo en este momento es nuevo e hipnotizante, que no tendrá la voluntad para detenerme antes de que la pasión reclame su lugar en medio de nuestros cuerpos.—Es mejor que volvamos —musito provocando que la decepción aparezca en sus pupilas—. Esto no puede pasar entre los dos, fueron tus condiciones —añado c
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Capitulo Diecisiete
La pasión recién descubierta de en mi cuerpo exige hambrienta seguir colgada de tus labios hasta perderme en la mágica lujuria que detonan tus manos al contacto con mi piel. AteneaHemos venido todo el camino en silencio, la verdad no sé qué decir de todo lo ha pasado en esta última hora. Dominic me sorprende, jamás espere que se comportara de esa manera conmigo, creo que lo demonice sin conocerlo y ahora me encuentro en la disyuntiva de no saber cómo definirlo con exactitud. Me aterra, me atrae, me intimida y al mismo tiempo empiezo a necesitar su compañía, y sus besos, esa manera de tocarme, de despertar algo en mí que no sabía que existía.Me atrevo a mirarlo cuando estamos por llegar y como si estuviésemos conectados, él voltea a mirarme también provocando que las palabras se consuman en mis labios y las ideas se esfumen de mi mente. Inconscientemente, me paso la lengua por el labio inferior y dejo la boca entreabierta, las sensaciones que se despertaron con el Sound de fondo vue
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Capitulo Dieciocho
¿Abandonarte? Me siento incapaz de vivir sin verte por más de dos segundos, ¿Qué le haces a mi mente y a mi corazón? AteneaLuego de ponerme al día con Alicia y de confiarle lo que paso en la casa, procedo a contarle lo de mi hermano, jamás imagine que actuaría de esa manera, fuera de sí y obsesionado por el dinero. Es claro que ni mis padres ni yo hemos pensado nunca en dejarlo en la calle ni quitarle los recursos, pero él no lo ve de esa manera, lo quiere todo para mandarlo a la mierda como ha hecho con su vida.Alicia me ha contado que la casa está convertida en un antro y es seguro que Alberto está abusando de los empleados, no puedo permitir que esas personas sufran un trato inhumano, conozco a mi hermano… no, en realidad no lo conozco, el hombre que conocía era el que se mantenía a raya solo porque mi padre estaba con vida, ahora no le teme a nada y es capaz hasta de quitarme la vida si se le presenta la oportunidad.—Señorita, no creo que sea buena idea que baje la guardia con
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Capitulo Diecinueve
Enamorarnos está prohibido, no importa cuánto deseo exista entre los dos, amarnos nunca será una opción, solo nos une la decisión de alguien más.AteneaUn par de toques en la puerta hacen que retorne del mundo de las fantasías y me concentre en la realidad nuevamente. Debo empezar a madurar, soy una mujer de diecinueve años casada con un hombre un tanto mayor que yo, aunque la diferencia no es tanta, solo seis años, sin embargo, es necesario que empiece a ver el mundo como lo que es: una realidad llena de dificultades que aunque mi vida está excesivamente allanada por la fortuna que poseo no deja de tener sus obstáculos.—Pasa Alicia —digo y enseguida la mencionada entra cargando una bandeja con la bebida que le pedí hace rato.La deja sobre la mesita a un lado de la cama y se me queda mirando. Alicia, más que una mucama o asistente, es como mi amiga, no es que no tenga otros amigos, sino que ella me conoce mucho mejor.—Alicia, sé que temes que me equivoque, pero de eso se trata la
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