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53 chapters
Impacto
—Entonces es verdad—dijo Helena, mientras apuntaba con un arma en la dirección de ambos. Henrick y Eloísa se separaron de inmediato para observar a la mujer que acababa de irrumpir en la habitación. El corazón de la más joven latió con fuerza, mientras observaba la furia destilar de los orbes de su hermana. —Baja el arma—ordenó el hombre a su esposa. Helena negó insistentemente, como si su cabeza aún tratara de procesar lo que pasaba; pero claramente renuente a obedecerle. —Tú no me das órdenes. Ya no—era como si finalmente la mujer pudiese liberarse del yugo de su actual matrimonio. De aquel matrimonio que había sido el peor error de su vida y del cual recién se daba cuenta. En vista de que Helena no pretendía bajar el arma, Henrick intentó acercarse para arrebatársela. —¡No te muevas!—gritó la mujer, desafiante. Henrick supo en ese momento que Helena realmente deseaba dispararle. —Helena, no hagas algo de lo cual te arrepientas—intentó hacerla entrar en razón. —Créeme ya es
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Un amor que no pudo ser
No podía decir que todo había sido tristeza y dolor, tampoco podía decir que había sido feliz. Lo cierto era que, su vida, al lado de ese hombre, había sido compleja.Lo había querido, sí. Seguía queriéndolo, sí. Pero sabía que Henrick Collen no se merecía su amor, y también sabía que no era correspondida. "Esto no es un matrimonio de verdad, Helena. No sé qué te hizo creer que lo era"Nunca había perdido oportunidad de recordárselo, nunca había perdido oportunidad de decirle que no la amaba. Entonces, ¿por qué se engañó a sí misma durante tanto tiempo? Henrick era un infeliz, pero siempre le había dejado las cosas claras. Había sido ella, quien en su ingenuidad, había creído que aquello podía llegar a ser cambiado, que podía lograr que ese hombre la quisiera. En ese proceso, perdió su dignidad y también su cordura, perdió todo por un hombre que no movía ni un solo dedo por ella, porque a él simplemente no le interesaba. Era por eso, que presenciar aquella escena, dónde su herma
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Epílogo
—¡Mamá, mamá! —¿Qué sucede, mi pequeño?—¿Es cierto que mañana es nuestro cumpleaños?—preguntó el pequeño Aarón con curiosidad. —Oh, sí, mi cielo. Mañana cumplen cuatro añitos—contestó Eloísa acariciando las mejillas de sus hijos. —Mamá, pero…—¿Qué pasa?Los dos niños guardaron silencio y se miraron entre ellos con complicidad. —Quisiéramos pedirte un regalo especial—comentó el pequeño Dylan, procediendo a mirar a su hermano. —¿Un regalo especial?—se interesó Eloísa. La mujer ya tenía todo planificado para ese día. Como todos los años haría una pequeña celebración en honor a sus hijos, invitaría a algunos de sus amigos y luego picarían el pastel que ya había encargado. —En la escuela dicen que no tenemos papá—confesó Aarón aquello que les aquejaba y que tenían tiempo guardando. Eloísa abrió muy grande sus ojos al escucharlo, la opresión en su pecho no se hizo esperar. —Los niños se burlan de nosotros—continuó diciendo Dylan, parte de lo que vivían día a día. —Mamá, queremos
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