Dos tarjetas negras de membresía de alto nivel, dos hombres influyentes en la Ciudad de México, ¡peleando por un collar! El camarero, mirando las tarjetas negras frente a él, estaba tan asustado que no podía hablar coherentemente. —Señores, solo hay un collar...—Lo sé—respondió Alejandro con una mirada fría que abandonó el hermoso rostro de Clara. —Precisamente porque solo hay uno, es por eso que lo compré.Beatriz estaba muy feliz, esperando a que el hombre le entregara el collar.Clara, al ver la determinación de Alejandro, apretó los labios ligeramente y sintió una punzada de tristeza en su corazón. Así es, si es algo que Beatriz quiere, él hará lo que sea para ayudarla a obtenerlo, sin importar las consecuencias. Pero lo que a ella le gusta, su estado de ánimo, a este hombre no le importa en absoluto.—No te preocupes por él, cobra en mi tarjeta y envuélvelo—dijo Rodrigo, arqueando las cejas y golpeando los nudillos en el mostrador de vidrio. —Yo fui el primero.—Rodrigo—dijo Alej
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