El matrimonio se puede terminar, pero para señorita, ¡nunca perderá! Después de salir de la habitación del hospital, Clara volvió a ponerse sus gafas de sol, ocultando su mirada profunda.Luego, llamó a su hermano, Juan.—¡Hermanita, por fin te acuerdas de mí. Me siento honrado! Juan hablaba con un tono celoso. —No tienes idea, nuestro hermano se burló de mí diciendo que me habías abandonado. ¡Me puse muy nervioso al escucharlo! ¡Maldición, no puedo perder ante ese idiota!—Son mis hermanos, no un harén. ¿Por qué me tratas como si fuera un ley hambriento?Clara dejó de hablar por un rata, diciendo que —hermano, tengo que pedirte un favor, por favor.—¿Por favor? Oh no... hermanita, ¿ya no me amas? ¿Porqué no dijiste por favor, nanca tienes que decirme por favor?Juan volvió a actuar, convirtiéndose en el protagonista melancólico de un drama romántico. —Qué sorprendente que me digas 'por favor' y parece que debo regresar a tu lado lo antes posible antes de que olvides el hermoso rost
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