— ¡Bueno bueno, bueno, ya dejen de discutir! Y como te lo dije antes Alexander, pasa, esta es tu casa, vamos a tomarnos un trago, aquí lo único que tienes que hacer es considerar el estado de mi hija que está embarazada y necesita mucha tranquilidad, porque si no va a tener consecuencias, que después tú vas a lamentar, porque cualquier cosa que le sucede a mi hija, tú vas a ser el culpable —dijo la madre de Olivia. — Gracias, pero no voy a pasar, solo quise que se enteraran, que estoy acá, mañana paso por ustedes, para ir hasta el hospital y hacerte la prueba. —fueron las palabras de Alexander. Olivia y su madre se quedaron mirando la espalda de Alexander, mientras se alejaba de la casa, la madre dijo:— Ese hombre que escogiste hija, es un hueso duro de roer, pero no se puede negar que está guapísimo, tienes buen gusto, en eso saliste a tu madre. Las dos rieron de satisfacción, pero entonces Olivia dijo:—Mañana va a venir a buscarme para hacerme esa maldita prueba; ¿qué vo
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