—No tienes que pedirme disculpas, Rachel —dijo Patrick con un suave tono de voz, muy diferente al que estaba acostumbrado a utilizar, especialmente con el sexo femenino —No has hecho nada incorrecto, ¿Por qué pides disculpas?Por supuesto que no se había fijado que ella se había quedado congelada por que él le había tomado de la mano, ese gesto la dejó bastante sorprendida, pero no por el gesto en sí, sino por todo lo que le hacía sentir. Esa extraña sensación de ardor en su pecho que no había sentido nunca.Rachel hizo un esfuerzo y recuperó su mano mientras trataba de ponerse más erguida en su silla, el movimiento se vio natural, pero lo que quería era rescatar su mano, porque sentía que el contacto de la mano masculina le quemaba la piel.—Porque me cuesta tutearlo, Señ.. Hamilton… Patrick —se atropellaron un poco las palabras en su boca.—No hay problema, poco a poco lo irás logrando, además, ¿no ves que tenemos muchas cosas en común? —se odió un poco por utilizar esa técnica empá
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