"No coqueteé con nadie", dijo Valentina con indiferencia. "Con él... solo lo conocí por pura casualidad".La mirada de Serena se volvió fría, y una sonrisa burlona apareció en la comisura de sus labios carmesíes."Jaja, mi hermanita es hermosa como una flor, ¡incluso cuando está enferma, todavía tiene hombres que la siguen y la cuidan!", dijo mientras sus afiladas uñas trazaban el rostro de Valentina, "¿si arruino esta cara, no sé qué expresión mostrará el señorito Baro cuando te vuelva a ver?""Hermana, no harías eso", dijo Valentina mirándola fijamente.Aquella mirada decidida en sus pálidos y hermosos ojos transmitía una determinación de morir antes que rendirse.A Serena le disgustaba esa mirada y le asustaba a la vez."¿Realmente crees que no me atrevería?", dijo apretando los dientes. Luego, con fuerza, agarró el cuello de Valentina.Valentina frunció el ceño, el miedo asfixiante y la desesperación se elevaron en su pecho."Hermana", dijo con gran dificultad, palabra por palabra,
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