—¿Estás bien? —Jess frunció el ceño mirando a Gunnar—, te has visto muy nervioso en los últimos días.—No es nada —Gunnar cerró su libro y le sonrío a Jess para tranquilizarla—, solo… solo estaba pensado como mejorar las cosas aquí, ya sabes, sin yo aquí con mis poderes, el hijo de Wasilla hubiera muerto o quedado paralítico.Jess asintió.El día anterior uno de los hijos pequeños de Wasilla se había montado en un árbol muy grande junto a sus demás amigos. No pudo sujetarse bien y cayó justo en una roca rompiéndose la espalda.Gunnar usó su magia para sanarlo, pero sin el hechicero presente posiblemente el hijo de Wasilla no hubiera sobrevivido. Si a Wasilla no le caía bien Gunnar antes, eso había cambiado drásticamente, ahora hasta le trajo toda una canasta de queso y leche de cabra, además de no dejar de agradecerle.—El alfa te adora —sonrió Jess—, seguramente escuchará todo lo que le digas.—El problema es que no se pueden cambiar mucho las cosas por aquí ¿cierto? —Gunnar se levan
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