Samantha esperó por un dolor desgarrador, imaginó que su cuerpo quedaría hecho añicos, producto de la furia de la bestia que amenazaba con atacarla, pero el dolor nunca llegó, tuvo miedo de abrir los ojos, pero al final lo hizo, quedándose atónita ante lo sucedido, el rubio reía, mientras de su mejilla salían un par de lineas de sangre.—No te acerques a mi esposa—gruñó el Alpha, quien tenía la ropa hecha jirones y estaba cubierto de tierra y maleza—, la próxima vez no seré compasivo.La joven temblaba como gelatina, si bien la bestia no la había atacado, la furia en los ojos de su esposo le hizo sentir temerosa, retrocedió, tropezando con una roca y cayendo al piso, su tobillo dolía.—Te llevaré a nuestra choza—la cargó en brazos con sumo cuidado, aunque evitó mirarlo a los ojos por temor a lo que vería dentro de estos.Una vez en la choza la depositó sobre el catre cubierto de pieles, ella nunca estuvo en un lugar parecido, el piso era de tierra, pero aun así se sintió cómoda, todav
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