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Todos los capítulos de Esposa En Alquiler : Capítulo 41 - Capítulo 50
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CUARENTA Y UNO
—Nunca me gustó competir, pero apoyé a mi hermano porque era uno de sus pasatiempos favoritos, fuera de tantas reglas que cumplir y hacerse cargo de la empresa. Sin embargo, Kenneth conoció a Olivia, la hermana de Chris —al pronunciar su nombre traga con fuerza—. Eran la pareja perfecta que los demás creían, ella aún no acababa la universidad por lo que muchas veces no podían verse por estar ocupada estudiando. Aún así Ken hizo todo para pasar tiempo juntos, pero papá le imponía cada vez más reglas que cumplir y él no quería hacer algo que no le llenara. Se sentía vacío, incomprendido por tanto esfuerzo dedicado en mantenerse ocupado en algo que solo le gustaba a mi padre, más no era su sueño. Sin embargo, eso se convirtió en frustración para Kenneth, no quería decepcionarlos aunque al final fue lo que ocurrió.Agacha la cabeza mirando sus zapatos negros, recuerda la expresión en la cara de su padre.—¿Entonces tú también estás haciendo algo que no amas? —indaga la chica mirándolo.—C
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CUARENTA Y DOS
La brisa sopla con fuerza, transmitiendo una calma y serenidad al ambiente. Willow camina detrás de Kyllian quién la guía por el bosque que ha empezado a oscurecer, ambos no se dieron cuenta de la hora y decidieron regresar antes que anocheciera. No les toma mucho tiempo llegar al taller, la pequeña al verlos corre a dónde la joven y le muestra un auto de juguete que le ha dado Ethan.—¡Oh, que lindo! —dice agachándose para poder quedar a la altura de la niña—. ¿Te gusta los autos?—Sí, incluso mucho más que las muñecas —confiesa jugando con una de sus trenzas—. Tío Chris dice que soy muy pecu...—Peculiar —termina Kyllian al ver que se le dificulta pronunciar algunas palabras.—Sí, eso —lo mira mostrando los dientes faltantes al sonreír—. ¿También eres peculiar?—Sí, a veces —responde Kyllian.—¿En qué cosas lo eres? —indaga la niña curiosa.—En muchas cosas, por lo menos a la hora de comenzar mi día, suelo nadar antes de desayunar. También uso colores más claros en la ropa que usaré
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CUARENTA Y TRES
La lluvia no cesó hasta el día siguiente que salió el sol radiante en el oeste, luego de la tormenta que hubo la noche anterior. Kyllian se despierta al sentir los primeros rayos de luz colarse por las persianas, bosteza mientras se levanta con pereza de la cama, barre su vista en la habitación rosa recordando dónde está. De pronto escucha unos pasos en el pasillo y a los segundos aparece Willow vistiendo una pijama de estampado infantil que la hace lucir como toda una cría. Pero a su jefe no parece importarle verle en esas fachas, pues aún si se colocara un saco le sería igual de preciosa.—Buenos días —cruza la habitación trayendo una bandeja con el desayuno—. Espero te guste, Kelley lo preparó con mucho cariño para ti como agradecimiento de cuidar de ella ayer.La mencionada entra más atrás con un delantal que a simple vista se nota no es de su talla, además está sucio al igual que su carita. Esa escena le causa gracia y al mismo tiempo ternura a Kyllian, pero reprime la sonrisa y
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CUARENTA Y CUATRO
Aparca el auto frente al enorme portón negro, abre la portezuela y baja de el dejando las luces enciendas. Aquel sitio parece abandonado, no has más que un montón de basura ensuciando los alrededores del edificio. Kyllian se adentra a su interior mientras alumbra con la linterna de su móvil, no entiende por qué razón Zachary quiere quedarse con el auto de su hermano, puesto que siquiera tiene derecho a reclamar por algo que no le pertenece. Al cruzar a la izquierda, se encuentra con un hombre de aspecto malo que al verlo le abre la puerta dándole acceso a las escaleras que conducen al estacionamiento.Apenas llega allí y divisa aquella figura masculina que conoce perfectamente de quién es, puede reconocerlo a distancia.—¿Tanto me extrañabas que querías llamar mi atención robando las llaves del auto? —habla con sorna.Zachary se voltea mostrando una sonrisa socarrona en su rostro. Se ha cortado el cabello que antes llevaba más largo en la parte de arriba, además que se ha dejado la ba
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CUARENTA Y CINCO
El invierno, la estación que la mayoría esperaba con ansias, sobre todo los niños que disfrutaban jugar en la nieve. Las cafeterías se veían abarrotadas de clientes, la mayoría deseando un chocolate caliente para mantener la temperatura corporal debido al clima frío. Willow decidió colocarse el abrigo más grueso que tenía en el armario, además del jersey corto debajo, y el pantalón. Camina por la acera esquivando a varias personas que van y vienen en el trajín de la mañana, al llegar a la cafetería que ha acordado encontrarse con Anneliese, ingresa al local y una camarera la recibe.—Buenos días, he reservado una mesa a mi nombre —explica en la recepción.—¿Cual es su nombre?—Willow Harford —la camarera busca en el ordenador confirmando la reservación.—La llevaré a su mesa —se dirige a la parte del balcón donde la vista al mar es increíble—. ¿Va a ordenar algo?—No, por ahora no —la camarera asiente.—Que disfrute de la velada —le sonríe amable.—Muchas gracias —emite la joven toman
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CUARENTA Y SEIS
La brisa fría golpea suavemente su rostro, ondeando su cabello cobrizo, cierra los ojos sintiendo el viento fresco. Por un momento logra olvidarse de todo, solo se dedica a disfrutar de ese instante que le transmite serenidad, una completa calma y paz. Luego de haber llorado como nunca antes lo había hecho, Willow decide volver a casa.—¿Segura que no quieres que te lleve? —le pregunta Oliver por cuarta vez.—Sí, tranquilo. Caminaré un rato, el aire fresco me hará bien —alega colocándose el abrigo.—Querrás decir el aire de la Antártida que hace allá fuera, ¿sabe en cuántos grados está la temperatura?—No, pero tampoco me voy a convertir en un cubito de hielo —contesta colocándose el calzado.—Vale, no insistiré más. Si te congelas será tu culpa —la joven rueda los ojos ante la exageración de su amigo.—Eso no pasará, estaré bien —baja las escaleras que conducen a la sala—. Me despides de tu madre, otro día paso con la pequeña traviesa para que la conozcan.—Vale, no dudes en llamarme
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CUARENTA Y SIETE
Muchas veces la compañía de otros se convierte en una costumbre que es difícil de no extrañar cuando ya no están. El ser humano es un ser eminentemente social, es por ello que se necesita de la cooperación con otras personas para sobrevivir, desarrollarse, aprender, y entretenerse. Sin embargo, habrá ocasiones en las que es inevitable evitar alguna situación solitaria, sea intencional o no. Además, cada persona tiene un concepto diferente, por lo que depende de cómo este sentimiento repercute en cada ser, generando emociones muy distintas en cada individuo, ya sea para bien o para mal. Pero en el caso de Willow, ella siempre había querido estar en compañía puesto que en soledad se sentía asilada, desamparada. Además, los recuerdos del pasado le afectaban hasta el punto de hacerla sentir insuficiente, insegura y en ese instante aparecían aquellos pensamientos rumiantes invadiendo cada rincón de su cabeza. Se volvía una lucha constante, una batalla contra su propia mente.Mueve el bolí
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CUARENTA Y OCHO
Y de la nada ya tenía que llegar la distancia, algo que a ella le afectaba, porque durante todas esas semanas ella había desarrollado una conexión especial con la pequeña y ahora que había pasado a la despedida, se sentía como si en el pecho le quedaba un vacío.Y ahora en consecuencia, ahora le estaba afectando debido a que sabía que ya no estarían juntas, afortunadamente pudo disfrutar de esos dos meses que estuvo con ella y de alguna forma lo iba a guardar muy bien dentro de su corazón, todos esos recuerdos que había forjado alrededor de ocho semanas, más o menos, pero eso no quería decir que no la iba a extrañar, de hecho ya la echaba de menos, nunca se había separado de una persona, pero ahora era un poco más doloroso, ella tenía que volver a seguir con su vida como antes, sin embargo eso era difícil llevarlo a cabo, pues en el pensamiento podría sonar sencillo, pero nada más alejado de la realidad.Pero no tenía que sentirse de esa forma, porque en algún momento podría verla de
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CUARENTA Y NUEVE
De verdad está muy asustada. No quiere arruinar nada y siente que lo ha echado a perder por completo. Por esa farsa ha recibido una gran cantidad de dinero, una cantidad exorbitante con la que ha resuelto muchos de sus problemas económicos, así que estar atrapada en ello no es nada bueno para Willow.Kyllian se le queda mirando, sabe que ocultar lo de su abuela ha sido algo que le molestó, pero en esas instancias parece ser que ella está nerviosa por alguna otra razón. Aunque aún no es capaz de saber qué otra cosa le está ocurriendo.—Tenías que decirme la verdad. Sabes perfectamente que odio las mentiras o que me oculten la cosas, así que por favor que no se vuelva a repetir, no quiero que sigas mirándome la cara de idiota. Es que... —gruñe.Entonces la chica comienza a sentir otro grado más profundo desesperación, en el que ya está tocando el fondo, de alguna forma sabe que falló estrepitosamente. Ella se siente culpable y una tonta, porque no ha podido hacer todo muy bien, sus emoc
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CINCUENTA
Llega a la recepción y se arma de valor para ingresar a la oficina que lleva meses siendo su lugar de inspiración, se había convertido en parte de su día a día y saber que ahora se debía ir de allí le partía el alma. Su sueño de hacerse una diseñadora reconocida pasaría a formar parte de un recuerdo, uno que jamás podría cumplir puesto que lo más probable es que pudiera conseguir otro empleo que amara tanto.—Willow —la voz de Megan la detiene—. El señor Kyllian prohibió tu entrada a la oficina, lo siento.La joven asiente comprendiendo. Debe de odiarla en este momento tanto que siquiera quiere verla.—Vale, solo venía a entrarle esto —le tiende el sobre con la carta de renuncia.—¿Sucedió algo entre ustedes? —indaga la pelirroja al ver el rostro hinchado, es evidente que ha estado llorando.Willow asiente con la cabeza, pero reprime el llanto que lleva atorado en la garganta.—Lo siento, hablamos luego —se aleja de Megan dirigiéndose a las escaleras.Entonces se topa con Kyllian, amb
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