—¡Suéltame, tío, déjame ir! —Lutxi siguió zapateando incansablemente en brazos de Clark, que ya estaba cansándose de tanto lidiar con esta fiera versión miniatura. Tenía tanta energía como su madre, eso sin duda.—No puedo creer que cancelaran la fería. —Ricky hizo una mueca mientras jalaba su carrito con todas las piezas de su robot—. ¡De verdad quería ganar! No es justo —siguió quejándose.—Luego puedes mostrarle tu proyecto a Zack cuando vayas al laboratorio, ahora volvamos a la casa. —Abrió la puerta de su auto como pudo y sentó allí a su sobrinita—. Vamos, mete el robot en la cajuela y súbete —le dijo a su hijo, que asintió con pesadez—. En cuanto a ti, Lutxi, esperó que sepas que tu madre estará muy molesta cuando vuelva de la agencia de bienes raíces.Lutxi de repente entró en pánico y se le lanzó el cuello, dándole un gran abrazo.—¡Espera, tío, no puedes! ¡Por favor no se lo digas a mi mamá! ¡Por favor, por favor! —Se apartó y lo miró con ojos llorosos que inevitablemente
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