Al sostener el pequeño muñeco de Joshua, las lágrimas de Astrid no podían dejar de fluir, ¿qué más podía hacer?La muñeca es blanda y suave. Astrid no se atreve a apretarla por miedo a romperla. Ahora, finalmente se reunió con el otro muñeco, pero ella y Joshua... no volverán a encontrarse, ¿verdad?Puso suavemente el muñeco en su cara y la frotó, como si Joshua estuviera tocando su cara, sólo que, Joshua fue alejado por ella misma. Así que tal vez en el futuro, no volvería a tocarle... Astrid se secó las lágrimas, no quería que el muñeco se ensuciara.Esa mirada que le dirigió Joshua al final, la comprendió. Era la misma que le dirigió ella a Joshua hace cinco años cuando había tomado la decisión de dejarlo, triste e impotente, pero decidida al mismo tiempo. Joshua ya había agachado la cabeza y se había disculpado así antes, esta vez, no importaba, no la perdonaría...Astrid se secó las lágrimas y miró detenidamente la pequeña marioneta. Pudo ver que había restos de costura secu
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